La liberalización total del mercado eléctrico está resultando un tanto descafeinada, al menos para la inmensa mayoría de los clientes de las compañías en la región, que son consumidores domésticos o pequeños negocios. El 96% de los 532.400 abonados que tienen en Extremadura Endesa e Iberdrola --que controlan aproximadamente el 85% del mercado regional-- siguen pagando en su recibo de la luz lo que establece el Gobierno para la tarifa regulada y sólo al restante 4% le ha interesado más salirse de este marco y acudir al mercado libre en busca de mejores ofertas.

Desde el 1 de enero del 2002 todos los clientes de electricidad, sean pequeños consumidores domésticos o grandes industrias (éstas ya lo podían hacer desde mucho antes) tienen libertad para elegir el suministrador que deseen. Para esto no es necesario cambiar de contador pero sí que haya una oferta mejor en el mercado, una posibilidad que hasta el momento sólo está al alcance de muy pocos clientes.

El perfil del cliente que ha salido al mercado libre en busca de una mejor oferta es sobre todo el de una industria con un consumo elevado que tiene capacidad de negociación con las compañías y sí puede recibir ofertas que le hagan ahorrarse mucho dinero al año. Pero estos clientes son los menos en Extremadura: unos 10.500 son abonados de Iberdrola y 12.500 de Endesa.

TARIFA REDUCIDA ¿Cuáles son las causas de que la liberalización del mercado eléctrico haya pasado sin pena ni gloria para el 96% de los consumidores? La principal es que la tarifa doméstica es muy baja y las compañías dicen no poder por debajo de ese precio que marca el Gobierno. Para Ana Lafuente, delegada de Iberdrola en Extremadura, el obstáculo que se encuentran las compañías para competir por el consumidor doméstico "es la propia tarifa". Según el INE, el precio del kilovatio antes de impuestos para consumo doméstico en España es de 9 céntimos de euros, frente a los 10 de media en Europa. Es el décimo país de los 25 con la energía más barata.

A pesar de la escasa apertura del mercado doméstico, sí es cierto que el volumen de energía que se vende en el mercado libre es importante. Esto se debe a que ese 4% de clientes consumen mucha electricidad. En el caso de Iberdrola en la región, los 10.500 clientes que están fuera de la tarifa demandan el 22% de la energía total que vende.

Las compañías sí han desplegado ofertas para robarse entre sí clientes domésticos, consistentes en ofrecer la facturación de la luz y el gas en el mismo recibo o dando un mes gratis. Pero el ahorro es mínimo --apenas un euro cada dos meses-- y no hace atractivo cambiarse salir al mercado y cambiar de empresa.

Salir al mercado libre no significa obligatoriamente cambiar de compañía. Significa abandonar la tarifa y negociar directamente otras condiciones con el mismo suministrador o con otro. "Los clientes domésticos tienen una buena tarifa y nos les interesa cambiar", explica Lafuente. En el 4% de clientes que ha abandonado la tarifa están incluidos los pequeños negocios (comercios, por ejemplo) y los abonados a la energía verde . Esto significa que el porcentaje de hogares que se han beneficiado del mercado libealizado es muy reducido.

En el año 1996 se inició una acusada tendencia a la baja de las tarifas eléctricas impulsada por el Gobierno del PP. Por un lado, se pretendía beneficiar a los consumidor y, por otro, controlar la inflación. La energía tiene mucho peso en el IPC.