Las villas romanas del estilo de la aparecida en Fuente de Cantos eran algo más que simples explotaciones agrarias. El hacendado que poseía este tipo de propiedades quería vivir con un nivel de lujo similar al que disfrutaría en ciudades como Augusta Emérita.

La zona habitada estaba dividida en dos áreas. En la pars rústica se sucedían los dormitorios para los sirvientes, las cocinas e, incluso, pequeños corrales para el ganado. También estaba dotada de estancias más amplias que servían para almacenar el grano y los aperos agrícolas.

El otro área, la pars urbana acogía las dependencias nobles de la villa. Allí, en torno al peristilo --patio central de columnas en cuyo centro solía colocarse una fuente--, se disponían los dormitorios de los dueños, el principal solía tener un ábside que lo distinguía del resto, las saunas, los despachos y el comedor principal. Los suelos de estas estancias estaban recubiertos de mosaicos y los cuartos amueblados lujosamente.

Esta es la parte que queda por descubrir en la villa romana aparecida en la autovía. También queda por saber, y quizá nunca se sepa, cuál fue la ocupación posterior de esta villa, hasta cuándo se mantuvo y si hay construcciones vecinas que puedan dar pistas sobre la ubicación de Lacvnis.

Todas esas preguntas quedarán a partir de la próxima semana, y si nadie lo remedia, sepultadas en una escombrera.