"No encuentro ninguna desventaja para los niños el que estudien en jornada continua". Con estas palabras defendía ayer María José Oviedo, directora del colegio público Miralvalle, de Plasencia (Cáceres), la decisión de su centro de no partir el horario lectivo. Precisamente fue este colegio el que abrió el debate en Plasencia sobre la posibilidad del cambio de horario y al que después se unieron todos los centros públicos de la ciudad.

En el colegio Miralvalle se hizo un consenso entre padres y profesores y el apoyo fue masivo, recuerda Oviedo. Ningún padre ni madre votaron en contra de que los niños acudieran al colegio de 8.30 horas a dos de la tarde, y dejaran de hacerlo de 9.30 horas a una de la tarde y de 15.30 a 17.30 horas. "Al final las horas lectivas son las mismas y en cuanto a la alimentación, en nuestro colegio lo que hacemos es darles un buen bocadillo en el recreo para que cojan fuerzas y aguanten hasta la comida".

Aunque en el centro escolar no han realizado un estudio sobre el rendimiento de los niños, Oviedo piensa que esto no ha variado. Además, "teniendo las tardes libres y habiendo una gran oferta educativa, los niños pueden aprender por la mañana todo seguido y por las tardes dedicarse a otras actividades complementarias, y también necesarias". De hecho, en Miralvalle ofertan actividades extraescolares y la directora explica que más del 60% acuden a ellas, "incluso los que sus padres trabajan de ocho a tres de la tarde, pero estos ven necesario que por las tardes los niños hagan estas actividades", concluye.