A las consideraciones de Antonio Gamonal se unen las exigidas por María Teresa González, directora de la Asociación de Propietarios para la Gestión Cinegética y Conservación del Medio Ambiente en Extremadura (Aproca-Extremadura).

González considera imprescindible la creación de un observatorio de vigilancia epidemiológica, planteado entre las medidas, establecer la barrera que separa a la enfermedad del animal al hombre y el desarrollo de medidas paliativas para el ganadero afectado, como acuerdos esenciales para frenar este enfermedad. Sobre todo después de que la declaración de emergencia cinegética, "puesta en marcha desde 1994 en Cornalvo y desde 1997 en Monfragüe", y que permite ampliar el número de hembras de ciervo que se pueden cazar ante la superpoblación, "no ha surtido los efectos deseados" en los últimos años, en los que "la naturaleza ha ido en contra de la enfermedad", ya que la situación ha empeorado por la sequía y la carestía de alimentos para estos animales.

Pero no es el único motivo que hay detrás. Según González, la "prohibición de cazar en el interior del Parque Natural de Monfragüe trae problemas como este --que agravan la superpoblación--. La caza era la actividad principal. Hay que intervenir para erradicar el problema".