La frontera extremeña con Portugal, junto con la de Galicia y parte de la Raya salmantina, se ha convertido en una de las puertas de las mafias de la prostitución para entrar en España, una situación que ha obligado a los cuerpos policiales de ambos países a mantener una estrecha vigilancia en estos puntos fronterizos.

En este sentido, y según han confirmado fuentes policiales, las redes de trata de blancas utilizan el país luso para introducir en Extremadura mujeres en situación irregular procedentes de los países del este de Europa y Sudamérica (Brasil, principalmente). Posteriormente muchas de ellas son obligadas por estas mafias a ejercer la prostitución en locales de alterne de la región bajo amenazas.

En los últimos años el tráfico de mujeres está reemplazando al de la droga, puesto que se trata de un negocio más rentable, que deja a los que lo practican unos beneficios millonarios y que presenta unos riesgos mucho menores. De hecho, los expertos policiales opinan que a medio plazo se convertirá en el principal negocio de las mafias que operan en España.