Las cifras de bajas por cuestiones psicológicas en la Guardia Civil se han disparado en unos años, un problema que desde el cuerpo de seguridad achacan al riesgo del trabajo y a las presiones a las que están sometidos los agentes, elementos que podrían llevar a pensar que el mayor número de bajas se da en el País Vasco debido a la difícil situación que se vive en esta comunidad autónoma. Pero no es así.

Euskadi no se encuentra entre las regiones que tienen un mayor número de enfermedades de origen psicológico, ya que las cifras más altas se dan en el sur, principalmente en Andalucía y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.

Los afectados sostienen que todo ello se debe al ritmo de vida que llevan los guardias civiles, lo que les impide "hacer planes con antelación". Asimismo señalan que "un mando puede llamar a tu puerta en cualquier momento y las órdenes pueden cambiar de un día para otro" y critican que, en la mayoría de las casas cuartel, los hijos de los agentes tengan que pasar cada día por delante de los detenidos porque los calabozos están al lado de la garita de puerta. En este sentido, aseguran que en las casas cuartel no existe intimidad y que familiares y amigos deben fichar para poder acceder a ellas.

SIN DERECHOS

En definitiva, representantes de asociaciones del cuerpo de seguridad destacan que se trata del único colectivo de trabajadores que carece de derechos fundamentales. La Federación Zona Sur de la Asociación Unificada de Guardias Civiles ya ha puesto de manifiesto que existen artículos de la ley de régimen disciplinario de la Guardia Civil que van en contra de la Constitución, y defiende que la aplicación excesivamente rigurosa de esta norma, la escasez de medios y los bajos salarios están disparando el número de bajas y de suicidios entre los agentes.

Extremadura no se ha librado de este mal y en los últimos meses han salido a la luz dos importantes casos que han afectado de forma especial a los agentes.

Uno de ellos ocurrió en Trujillo, en donde la Guardia Civil abrió una investigación para depurar responsabilidades ante las denuncias recibidas contra el jefe de del Destacamento de Tráfico, José Padilla, por presuntas amenazas e intimidaciones a pequeños empresarios de la zona. Además, los agentes que trabajan en ese destacamento denunciaron que como consecuencia de las presiones recibidas de Padilla se duplicaron las multas.

Debido a la situación que atravesaba el destacamento de Trujillo, muchos agentes se acogieron a bajas psicológicas por las presuntas presiones a las que se veían sometidos.

El otro caso ocurrió en Navalmoral de la Mata. Numerosos guardias civiles se acogieron a bajas laborales por el presunto abuso de autoridad que ejercía sobre ellos el capitán de la compañía.