La clara victoria de Barack Obama sobre John McCain no solo tiene el obvio efecto de llevarle a la Casa Blanca. El demócrata cumplió su promesa de cambiar el mapa electoral de EEUU, manteniendo los tradicionales puntos fuertes demócratas (las dos costas y los centros urbanos), pero ampliándolo a territorios tradicionalmente republicanos. Florida y Ohio, en tanto en cuanto fueron los dos estados que le dieron sus victorias a George Bush, son el símbolo de la coalición de Obama, el nuevo mapa que da al presidente electo un claro mandato sustentado en el poder de las minorías y los jóvenes.

Las exhaustivas encuestas a pie de urna dan una imagen muy clara de por qué ganó las elecciones Obama. El demócrata venció entre las mujeres (56% frente a un 43%); los votantes menores de 30 años (66% frente a un 32%); negros (95% frente a un 4%); hispanos (66% frente a un 32%); nuevos votantes (68% frente a un 31%) y votantes con ingresos inferiores a los 100.000 dólares (unos 76.000 euros) anuales. McCain solo se impuso entre los votantes blancos, pero con una diferencia insuficiente (un 54% frente a un 44%). A Obama le votaron más blancos de los que apoyaron a John Kerry en el 2004, sobre todo gracias a sus buenos resultados entre los blancos con títulos universitarios, donde solo cedió ante McCain por dos puntos.

POLEMICA ZANJADA El dibujo de los Estados Unidos de Obama es el de una coalición diversa, joven, sustentada por la economía (crucial entre los hispanos y por su buen resultado con los blancos de clase media trabajadora, los blue collar ), el carácter mestizo del candidato y el deseo imparable de dar un cambio de rumbo radical al país. Para los que tienen más memoria, los resultados zanjan algunas de las polémicas que hubo en las disputadas primarias demócratas con Hillary Clinton: Obama tuvo una actuación muy buena con los blue collar, los votantes de Clinton se volcaron (sobre todo las mujeres) con el demócrata, y el presidente electo se impuso en Pensilvania, Ohio y Florida.

Muy significativos por la carga histórica son los estados que Obama le robó al Partido Republicano. Como el resto del país, Ohio y Florida votaron sobre todo por la economía. En este segundo estado, a pesar de grupos conservadores tan importantes como el exilio cubano. El primero, tan duramente golpeado por estos malos tiempos, es el símbolo de cómo la crisis hizo que la misión de John McCain fuera casi imposible.

Pero en términos históricos, dos estados son especialmente simbólicos: Indiana y, sobre todo, Virginia. Los dos solían ser sólido territorio republicano desde la década de los 60. En el segundo caso, se trata de un estado sureño que ha elegido a un candidato negro, gracias a una transformación demográfica que afecta al norte del estado, que linda con Washington. En Pensilvania, los núcleos urbanos ahogaron al voto rural; en Nuevo México, los hispanos lideraron la victoria de Obama.