Afirma que en la empresa en donde trabaja no ha habido fraude, y que el empresario declara tal y como son todas las partidas de ingresos y de gastos que tiene ante Hacienda.

Sin embargo, es consciente de que, en la magnitud del mundo empresarial, habrá empresarios de todos los colores por lo que sí es posible que sean muchos los que lleven a cabo prácticas que tienden al fraude y a ocultar su total de ingresos.

Cree que en tiempos de crisis los empresarios tienden a obtener los mismos beneficios que adquirían en los tiempos de bonanza económica por lo que intentan llevar a cabo todo aquello que mantenga sus márgenes de beneficio, por lo que la crisis económica sí que es un factor que incentiva el fraude.

También aduce como causa del problema que se investiga poco y como remedio propone que haya más inspectores y más controles para todos porque si no seremos todos los asalariados los que paguemos.

Además, apunta que estos controles no solo se tienen que ceñir a los empresarios sino que tienen que hacerse en todos los niveles, empezando por los propios inspectores, porque hay mucho enchufismo.

Como solución, ella propondría que las multas por evadir los impuestos fueran duras y severas, en especial a los reincidentes.