Lleva tres años trabajando en un programa que considera "pionero" en Extremadura y en España y es una convencida de su necesidad y eficacia. María José Sánchez Piélago, una de las psicólogas del Programa de Reeducación de Agresores de Género, detalla en qué consiste.

--¿Es posible reeducar a un agresor de género?

--Partimos de esa idea; si no, no existiría el programa. En cuanto a su eficacia, si consideramos como éxito terapéutico que desaparezcan los episodios de maltrato, no hay reincidencia, con lo cual sería eficaz. Pero pensamos que la reincidencia no es la mejor medida, puesto que es una variable sesgada, ya que hay muchos casos en los que no se denuncia. Por eso, también entendemos como éxitos los cambios terapéuticos, como la mejora del control de la ira, el aumento de la empatía hacia la víctima, disminución de las distorsiones cognitivas (creencias falsas) respecto a la violencia. Incluso los propios penados tienen la percepción de que los servicios que están recibiendo les ayudan a hacer frente de forma más eficaz a sus problemas.

--¿Cómo se consigue eso?

--El programa se divide en varias fases, empezando por la evaluación de los participantes, después hay una parte de intervención educativa y al final se chequean cuáles son los cambios que se han producido.

--¿Son definitivos?

--Nosotros solo hacemos un seguimiento de 18 meses, que llega hasta 24 en algunos casos. Desde luego, hay mucha diferencia desde que llegan hasta que terminan: son más comunicativos, controlan mejor sus impulsos... Ellos mismos reconocen que aunque al principio se quejan y vienen culpabilizando a la justicia, a la mujer... de sus problemas, después asumen su responsabilidad y quieren aprender a manejar su vida.

--Admiten que es su problema.

--Sí, es que si no se consigue que el agresor se sienta responsable, no se logra nada. Por eso, es lo primero que se trabaja, junto con la motivación para el cambio. No tenerlas es motivo de exclusión.

--¿Hay muchos fracasos?

--No, hay algunos, muy pocos.

--¿En qué se concreta la intervención educativa?

--Se trabaja mucho en eliminar las creencias distorsionadas respecto a la mujer y el uso de la violencia.

--¿Cómo se lleva a la práctica?

--A través de la psicoeducación, el programa insiste en la igualdad de género y en la reestructuración de las creencias del sujeto.

--¿Las sesiones son una especie de clases, entonces?

--Cada sesión es distinta. En cada una hay unos objetivos a cumplir. Comenzamos describiendo cuáles son los temas a tratar ese día y son los propios usuarios los que exponen sus ideas acerca de ese tema.

--¿Puede poner un ejemplo?

--Sí. Por ejemplo, si vamos a tratar el tema de la mujer y la violencia, se les pasa un cuestionario previo, un inventario de pensamientos distorsionados sobre la mujer y el uso de la violencia, de ideas sexistas.

--¿Cuáles pueden ser esas ideas?

--Por ejemplo, que la mujer es inferior al hombre, que debe tener la comida preparada para cuando él vuelva, que debe obedecerle...

--¿Cuál es el nivel de implicación de los participantes? Comenta que al principio se sienten víctimas y luego admiten su responsabilidad, ¿pasan también por otras fases, como el desánimo?

--Sí. Sobre todo al principio hay un rechazo a participar en el programa, porque son sujetos que han pasado por un proceso penal y aceptan la suspensión de la ejecución a condición de venir, pero no lo desean. Primero hay un rechazo, niegan el hecho delictivo, se creen víctimas y se quejan de las consecuencias negativas para su actividad laboral. Una vez que se trabaja la motivación y la asunción de responsabilidad, primero lo procesan cognitivamente, pero emocionalmente es muy duro para ellos, es cuando se derrumban. Pero eso es clave para que pueden beneficiarse de la intervención. Una vez que asumen su responsabilidad es cuando el programa empieza a ser efectivo.

--¿Existe un perfil?

--No. A partir de las pruebas de evaluación inicial, intentamos determinarlo y sí hay algunos criterios comunes como la ausencia de trastornos mentales, el consumo habitual de alcohol o drogas que actúa como detonante de las conductas violentas (pero en personas que previamente las presentaban) y alteraciones psicológicas como la falta de control de impulsos y de empatía, la dificultad en la expresión de las emociones, déficit en la capacidad de comunicarse.

--Pero no hay rasgos comunes en cuanto a edad, clase social...

--No, hay casos desde los 18 a los 75 años, de todas las clases sociales. No hay un perfil.

--¿Están identificadas las causas de la violencia de género? ¿Por qué actúan así?

--Para mantener una situación de poder respecto a su pareja y asegurarse la sumisión de esta. Los valores que niegan y desprecian la libertad de la mujer y que han sido dominantes a lo largo de la historia, no es algo nuevo.