"El gran proyecto europeo ya es una realidad", proclama Mário Soares que, sin embargo, reconoce que la UE "se encuentra en un impasse muy grande". Para el expresidente portugués, la nueva realidad europea impide a sus 27 miembros --"mañana tal vez 30 o más"--, continuar funcionando sobre la base de su tratado fundacional, que habría quedado obsoleto en un mundo "globalizado, cada vez más injusto y desigual", caracterizado por un modelo neoliberal "que empieza a dar muestras de agotamiento" y una "paz frágil" y, finalmente, amenazado por el terrorismo internacional y el deterioro ecológico.

El político luso, que protagonizó la firma del acuerdo de adhesión de Portugal a la UE --al igual que González en España-- insistió en la necesidad de alcanzar una verdadera unión social y política en Europa, no solo económica. Para ello, Soares respalda la denominada teoría de los círculos concéntricos , basada en la creación de un núcleo de países que lidere la integración de la UE, alrededor del cual se sitúen los miembros que no compartan ciertas medidas o tarden más en adoptarlas. En su opinión, esta puede ser la única forma de superar el atasco de la Unión. Algo que los dirigentes de los países miembros deben conseguir "para no desilusionar a los europeos y al mundo" y un proceso en el que, desde su punto de vista, los países ibéricos "deben tener un papel decisivo", apuntó.

Por lo que respecta a las relaciones entre España y Portugal, el socialista luso defiende que el objetivo debe ser la "convergencia", teniendo en cuenta que se dan unas nuevas condiciones que permiten "una visión ibérica y solidaria", que anula el temor portugués a una absorción por parte de España, a la que se percibe como "una pluralidad de autonomías unidas en la diversidad".