Mulay tiene 11 años, habla castellano y es la cuarta vez que viaja a Extremadura para pasar sus vacaciones de verano, como premio a un buen curso escolar. Siempre con la misma familia, la de Marta Recio y su padre, José Antonio Recio. Marta no duda en aconsejar "a todo el mundo que se decidan a acoger, que lo hagan, no solo por los niños, que está muy bien que se les ayude, sino también por tí, porque ellos te dan mucho más que tú a ellos". Y añade que "te cambian la vida, te hacen replantearte las cosas, te enseñan a valorar cosas que para nosotros son normales, habituales, como esta botella de agua, y que para ellos supone la vida". Tras los abrazos y ponerse al tanto de cómo están los miembros de la familia, viajan a Villar del Rey.