Justo cuando la polémica Ley de la Memoria Histórica llega al Congreso, la Conferencia Episcopal se prepara para trasladarse a Roma el próximo 28 de octubre para asistir a la beatificación de 498 religiosos ejecutados durante la Guerra Civil o "mártires del siglo XXI". ¿Casualidad? Para algunos, imposible. Sobre todo, teniendo en cuenta que algunos de los expedientes de los próximos beatos católicos se iniciaron hace decenas de años.

Al paso de esta teoría salía el portavoz de la Conferencia Episcopal, Antonio Martínez Camino, en una rueda de prensa convocada el martes para presentar el programa y los himnos compuestos para la celebración. "No tiene nada que ver con la agenda política", aclaró respecto de un acto que consideró "de justicia" y "una fiesta de la fe" y que, reiteró, "no va ni está orquestada contra nadie".

En esta línea se sitúa el arzobispo de Mérida-Badajoz, Santiago García Aracil. "Y no podía ser de otra forma", aclaran fuentes de la archidiócesis, "ya que se trata de un tema que se ha gestionado a nivel nacional y sobre el que la postura del arzobispo coincide con la del resto de los componentes de la Conferencia Episcopal".

Las mismas fuentes apuntan que el prelado extremeño asistirá a la celebración del 28 de octubre en Roma. Junto a él estará el obispo de Plasencia, Amadeo Rodríguez Magro, quien considera en un artículo que "este acontecimiento nos hará inevitablemente tirar de la memoria; y eso asusta a unos y otros lo pueden considerar una provocación". A su juicio, en cambio, "la memoria siempre será necesaria, porque no hay reconciliación sin purificación de recuerdos". Por su parte, el obispo de Coria-Cáceres, Francisco Cerro Chaves, no estará presente en la celebración.

Para Julián Chaves, profesor de Historia Contemporánea de la Uex y director del Proyecto para la Recuperación de la Memoria Histórica en la región, "la Iglesia está en su derecho de hacer lo que más le convenga, pero entiendo que debía ser más ecuánime, porque muchos fusilados, tanto de un bando como de otro, eran creyentes y católicos. Por tanto, merecerían un trato cuando menos deferente y de reconocimiento".

El historiador extremeño coincide con la presidenta de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura, Emilia Lozano, en un punto clave, a su juicio: "por qué a unos sí y otros no". Además, Chaves estima que este no es el momento más oportuno para impulsar iniciativas como la de la beatificación, "cuando se trata de aprobar la Ley de la Memoria Histórica que, en mi opinión, es necesaria para dar dignidad y reconocimiento a tantos españoles que fueron víctimas de la represión y su nombres han permanecido en el más absoluto olvido". Para respaldar este planteamiento, Chaves recurre a las cifras y recuerda que "ambos bandos aplicaron medidas de represión, pero mientras los franquistas fusilaron a 14.000 extremeños, los republicanos ejecutaron a 1.600".

También Lozano presenta una postura similar cuando asegura que "es una cuestión interna de la Iglesia, pero nos llama la atención que un organismo que apoyó el golpe de Franco, 70 años después no haya condenado el régimen ni a sus víctimas". En cuanto al momento en que se produce la beatificación, la presidenta de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica considera que "puede ser coincidencia o no, es indiferente", pero reconoce que "la polémica está servida".