Era el día de la patrona de Extremadura, la Virgen de Guadalupe, y el día de la Comunidad, y nadie quiso entrar en polémica. El tema de los lazos negros, auspiciado por la la Asociación Cívica Extremeña ´Guadalupex´ para reivindicar la extremeñidad de la Virgen, quedó totalmente en un segundo plano ante el fervor ocasionado por la salida de la patrona del templo después de la tradicional misa celebrada en el Real Monasterio, primer santuario mariano español.

El fin del Año Jubilar Guadalupense, que comenzó el 6 de septiembre de 2009 al caer éste en domingo, hizo que la Virgen ampliara su habitual y anual recorrido por el claustro mudéjar de Los Milagros hasta la plaza de la Puebla por "santa y monacal", según recordó por el altavoz un franciscano. Y ante una cita tan poco ordinaria (la última vez fue en 2003) el número de fieles aumentó considerablemente. La cifra ofrecida por el alcalde del municipio, Modesto Rubio, fue de más de 10.000 personas, es decir, unas 3.000 más que el año pasado, que, ataviadas con la última tecnología, no cesaron de tomar imágenes y gritar "guapa" a la imagen mariana en su corto recorrido por la plaza.

La eucaristía estuvo presidida por monseñor Braulio Rodríguez Plaza, arzobispo de la diócesis de Toledo, a la que pertenece Guadalupe y otros 31 municipios extremeños. A pesar de la expectación creada por si sus palabras hacían referencia a la iniciativa que hay en Extremadura para que Guadalupe pase a formar parte de una diócesis de la región, no fue hasta el cierre de sus palabras, tras más de diez minutos de parlamento, cuando hizo alusión al tema. Eso sí, escondida entre líneas y haciendo una segunda lectura. Después de decir "necesitamos sí" varias veces, cerró: "Necesitamos un sí a la verdad y al respecto del prójimo y a lo que le pertenece". Aunque también hizo referencia a Guadalupe como un lugar de unión y reconoció que se está muy bien "en esta bella sierra extremeña".

Más directo fue el obispo de Plasencia, Amadeo Rodríguez Magro, quien dijo en un momento de la eucaristía: "a mi hermano Braulio, pastor de esta iglesia de Toledo". Junto a estas dos autoridades eclesiásticas también estaban el obispo de Coria-Cáceres, el arzobispo de Mérida-Badajoz, y el obispo de Segovia, que es natural de la puebla de Guadalupe. A éste último se le pudo ver portando la imagen de la Virgen, algo que es la primera vez que pasa, según un franciscano. Entre las autoridades políticas (también las hubo militares) estaban el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara; el de la Asamblea, Juan Ramón Ferreira, el líder de la oposición, Juan Antonio Monago; o varias consejeras.

Manuela Holgado, responsable de Cultura y Turismo, afirmó a este periódico que "no era el momento" de portar el lazo negro. "Se está trabajando en ello y espero que haya frutos", añadió.

REFERENCIA A LA CIENCIA Rodríguez Plaza hizo alusión a la ciencia en su discurso, un tema que ha levantado polémica después de que el científico Stephen Hawking negara la actuación divina en la creación del universo. "Los grandes y maravillosos conocimientos de la ciencia pueden hacerse ambiguos, habrá ocasiones para bien (...) pero pueden convertirse en terribles amenazas y desorientación". El prelado, antes de desear una buena fiesta a los asistentes que llenaban el monasterio, afirmó también que "Europa se ha empobrecido de niños. Lo queremos todo para nosotros mismos". Los peregrinos, más abundantes este año, también fueron referenciados en la homilía.

Más allá de los peregrinos que llegan a Guadalupe andando en cualquier época del año --con dolor y sufrimiento, por deporte o por haber hecho una promesa, por acompañar a amigos o por no ser menos y llegar también-- y que difícilmente son contabilizados, otros fieles son más habituales y es más sencillo ponerles cara. La chica que ilustró esta información el año pasado ha repetido. De nuevo, de rodillas, hizo la procesión por el claustro del monasterio. "Hice una promesa y lo haré ya toda la vida. Este es el cuarto año que vengo", comentó la joven de 18 años con cara de menos sufrimiento que doce meses antes.

Como ella, es decir, con las rodillas en el suelo, hicieron el recorrido de algo menos de mil metros unas 50 personas; los que eligieron ir descalzos llegaron al centenar. Aunque la brisa que corría jugó a favor de todos ellos.

Número muy superior fueron los que optaron por besar el manto de la Virgen. Según un franciscano que vigilaba el orden de la gente, alrededor de 100.000 personas habrán acudido a esta otra cita desde que comenzó la novena de la Virgen. Ayer, al finalizar la procesión, rápidamente se formó una gran fila de personas para sumarse a a este rito. Por tanto, imposible de calcular. ¿Cuántas personas pueden haber venido hoy? El guardia civil miró con cara de asombro, como si la respuesta fuera trampa.