En Extremadura hay más de 207.000 ancianos, de los que 42.500 viven solos. Los servicios sociales públicos apenas atienden al 15% de los mayores dependientes, según los datos del Plan de Salud de Extremadura. La tasa de mayores que no pueden valerse por si mismos está en la región en el 32,3% del total de personas que han superado los 65 años, lo que supone que hay más de 67.000 ancianos dependientes. El plan apunta que es la familia la que tiene que hacer frente en solitario a la situación.

Así, un 45% de los mayores que no pueden valerse por sí mismos son cuidados por las hijas, mientras que los cónyuges asumen la atención del 21% y los hijos y nueras de un 7% cada uno. De este modo, los familiares atienden al 80% de este colectivo, y el resto se lo reparten entre servicios sociales públicos (15%) y servicios privados (5%).

El Plan de Salud extremeño incide en que "la familia ha sido la que ha estado asumiendo la ingente tarea de hacer frente a la mayoría de las necesidades de cuidado de las personas mayores", y añade que este hecho incide de manera trascendente sobre la vida de los cuidadores, y les provoca cansancio, estrés, falta de una vida propia e, incluso, limitaciones laborales.

Un problema añadido es que cuando la atención la asume el cónyuge, en muchos casos se trata también de una persona mayor y con "autonomía reducida", según el plan. En cuanto a recursos para todo el colectivo de mayores, los datos de la Consejería de Bienestar Social indican que en la región hay 155 centros, entre públicos y privados, lo que daría un total de 7.600 plazas residenciales. Esto supone que no se llega a las cuatro plazas por cada cien ancianos.

Otros servicios como la ayuda domiciliaria o la teleasistencia tampoco suponen una cobertura significativa, ya que la primera llega al 7,4% y la segunda apenas cubre al 1,3%. Mientras, los hogares y clubs son frecuentados por 150.000 personas cada año, según Bienestar Social.

40.000 VIVEN SOLOS La falta de recursos es más preocupante si se tiene en cuenta que Extremadura es de las regiones más castigadas por el envejecimiento, con una tasa del 19,4% --dos puntos por encima de la media española--, y un total de 207.000 mayores de 65 años.

Otra cuestión que reflejan los análisis demográficos es la gran cantidad de ancianos que viven solos, un 22% del total, es decir, alrededor de 42.500. El resto vive en su propia casa pero acompañado por algún familiar, sobre todo los hijos.

En la mayor parte de los casos, la vivienda que ocupan los mayores es de su propiedad por compra (un 70%) mientras que el resto la tiene por herencia o donación, o vive de alquiler.

Los hogares cuentan casi en su totalidad con los servicios básicos, es decir, teléfono, agua caliente y gas. Sin embargo, y pese a que el 90% de los edificios donde residen los ancianos están en un estado aceptable, presentan problemas de accesibilidad para este colectivo, ya que se trata de viviendas generalmente antiguas y sin adaptar a personas de movilidad limitada. Además, otro 10% viven en edificios cuyo estado va desde deficiente a ruinoso (1% de los casos).

En lo que se refiere a la ocupación del tiempo, y según los estudios realizados por los servicios sociales, la mayor parte del día los mayores la dedican a estar con la familia (cuatro horas diarias) o ver televisión o leer el periódico (tres horas diarias). También tres horas son las que dedican a actividades lúdicas o a hacer vida social. Por último, la mitad de los ancianos aseguran que dedican dos horas diarias a hacer algún tipo de actividad deportiva o al aire libre.