Un año después de su nacimiento, el Movimiento 15-M acaba de demostrar que sigue vivo y activo, que sus reivindicaciones gozan de un amplio apoyo social, principalmente de jóvenes, pero su mensaje solo cala en las ciudades. El carácter urbano se confirma al menos en Extremadura después de entrevistar a jóvenes de varios pueblos extremeños: Villar del Rey, Valdelacalzada, Miajadas y Almoharín, que apenas conocen a fondo las reivindicaciones de los colectivos surgidos hace un año.

Los dos primeros municipios, en la provincia de Badajoz, cuentan con más de 2.000 habitantes censados que hasta hace unos años gozaban de pleno empleo, pero que el cierre de sus principales empresas, la pizarrera y la fábrica de material de construcción Plata Recio, de Villar del Rey; y de la cooperativa Caval en Valdelacalzada, ha puesto ante los ojos de jóvenes y mayores una nueva y cruda realidad: el paro y la ausencia de futuro para su juventud.

Los otros dos pueblos, ubicados en la provincia cacereña, también han notado los efectos de la crisis económica. Miajadas, una localidad de más de 10.000 habitantes, reduce sus posibilidad laborales al campo y las fábricas agroalimentarias que principalmente dan empleo en verano, "pero mucho menos que antes", y Almoharín, con 2.000 habitantes, se encuentra en la misma tesitura. "La construcción ha caído por completo y el campo ha bajado mucho".

Sobre el futuro y las movilizaciones ciudadanas ante los apuros que vive la sociedad, EL PERIODICO ha entrevistado a los jóvenes que un lunes por la mañana deambulaban por las calles de sus localidades. En común, su visión del futuro en el pueblo: "muy negro", y su poco empuje para reclamar lo que cientos de ciudadanos andan gritando en la calle, un cambio. A la mayoría de estos entrevistados, parados, que residen con sus familias y mantienen un nivel de estudios medio y bajo, les basta con trabajar unos meses al año en el campo, la única salida del mundo rural para poder sobrevivir. La situación de estos jóvenes rurales se agrava con la falta de formación y especialización. "En los pueblos no hay mucha posibilidad de especializarse en algo. Los jóvenes se quedan en la ESO y es complicado encontrar a alguno con 22 años que tenga una titulación o una especialidad", explica Imanol Lozano, agente de Empleo y Desarrollo Local de Villar del Rey.

Los más inconformistas saben que o cambian mucho las cosas o tendrán que salir de sus pueblos antes o después. Pero mientras vislumbran su futuro, no comparten la lucha que mantienen otros muchos extremeños en las principales ciudades tal y como demostraron el pasado domingo en el primer aniversario del 15-M. En general, lo ven como un fenómeno alejado del mundo rural aunque en muchos casos apenas distan de una concentración cercana 15 o 30 kilómetros. Desconocen al detalle sus reivindicaciones, la mayoría solo ha obtenido información por televisión, y apuntan que abaratar las hipotecas, apoyar a quienes lo pierden todo, rechazar las subidas de precios y los sueldos más bajos, son algunos de los frentes que mantienen vivas las movilizaciones. Las respuestas son de jóvenes rurales, muchos de ellos más resignados que indignados.