Noelia Acosta palpó en su pecho un "bultito" hace justo un año. Tenía células cancerígenas y empezaba un difícil periplo a sus 31 años de edad. "Es muy duro encajar la enfermedad, los primeros días estuve en una nube sin parar de pensar en ello, hasta que tomé conciencia y me dije a mí misma: o me hundo o saco fuerzas". Y las sacó para afrontar una operación en el Hospital Perpetuo Socorro de Badajoz, seis ciclos de quimioterapia y 33 sesiones de radioterapia durante ocho meses.

En junio terminó el tratamiento y superó la enfermedad. Ahora con más fuerza que nunca expone la importancia de la prevención, las campañas y las pruebas diagnósticas, pero pide más: "Una atención más personalizada y sobre todo que se incluyan a las mujeres más jóvenes en programas de detención precoz". "Metida en este mundo te das cuenta de la cantidad de personas como tú y más jóvenes que sufren esta enfermedad", cuenta Noelia, de profesión auxiliar administrativa.

Hoy mira atrás y recuerda los malos momentos que ha pasado, pero también los buenos. "Los problemas físicos se sobrellevan, los psicológicos son peores, el deterioro de tu cuerpo y tu rostro, dolores, hay días que no tienes fuerza para poner un pie en el suelo.... pero he conocido a gente maravillosa y a buenos profesionales que te hacen sentir que no estás sola en ningún momento". "Son sensaciones que no se pueden explicar"

Un apoyo elemental, el de su familia. "Para ellos es también un golpe durísimo y siguen ahí". Esta pacense está casada y tiene dos hijas de 7 y 2 años. "Ellas no son conscientes de la enfermedad que tenía su madre y siempre he intentado seguir una vida normal, a pesar del sufrimiento", cuenta. Su mensaje es claro: "fuerza" para las que padecen cáncer y "valentía" para las que están sanas.