«Padezco distrofia muscular y un grado de discapacidad del 90%. Necesito ayuda hasta para darme la vuelta en la cama. Tengo una persona contratada que me asiste una hora al día. Pero no es suficiente. Hasta hace poco contaba con un apoyo de dos horas al día de una auxiliar que venía de Cocemfe Cáceres, pero ahora han tenido que suprimir el servicio. Mi pensión no me permite contratar a alguien más para que venga ese tiempo. Desde que murió mi madre vivo solo, pero mi hermana reside justo aquí al lado, es una gran ayuda. Lo cierto es que cuando anunciaron la famosa ley de dependencia todos creímos que íbamos a tener muchas más facilidades, que se nos iba a hacer caso de una vez, pero la realidad no ha sido así ni mucho menos». Es el testimonio de Antonio Gil, de 71 años, que reside en la ciudad de Cáceres y es uno de los usuarios de Cocemfe, la entidad que trabaja por mejorar la vida de las personas con discapacidad. Antonio se ha visto afectado por el recorte económico. Su relato es solo un ejemplo más.