Los médicos se queman. Con motivo de la presentación de la Fundación Galatea --un organismo creado para promover la salud y el bienestar físico y mental de los facultativos y profesionales que trabajan en el ámbito de la salud--, el Programa de Atención Integral al Médico Enfermo de Cataluña ha dado a conocer unas cifras alarmantes: un 80% de los médicos catalanes sufren problemas psíquicos mentales como depresión mayor o trastornos de ansiedad, el 24% presentan problemas con el alcohol y un 9% son adictos a otras drogas.

El culpable es el burnout o síndrome del profesional quemado, una epidemia que también ha llegado a Extremadura, en donde las cifras, al igual que en Cataluña, son cada vez más preocupantes. Casi 850 facultativos de los más de 4.200 médicos colegiados padecen esta enfermedad, lo que supone un 20% del total, un porcentaje que se eleva hasta el 30% en los de Atención Primaria y que ha provocado numerosas bajas.

Esta situación ha puesto en alerta a los colegios profesionales extremeños y a la Consejería de Sanidad, que ya ha encargado un estudio cuya finalidad es elaborar un programa de atención integral como el que se lleva a cabo en Cataluña --una iniciativa que ha sido pionera en Europa-- y cuyos resultados se podrían conocer a finales de año.

¿QUE ES EL ´BURNOUT´?

El burnout se caracteriza por un agotamiento emocional que conlleva una pérdida de energía, además, el afectado sufre un proceso de despersonalización en el que desarrolla actitudes negativas, se vuelve insensible y su relación con el paciente es fría e impersonal, todo ello acompañado de baja autoestima.

El síndrome fue descrito en 1974 por el psiquiatra Herbert Freudenberger durante su trabajo en una clínica de toxicómanos. Herbert observó que una mayoría de asistentes voluntarios sufrían una progresiva pérdida de energía, desmotivación para el trabajo y síntomas de ansiedad y depresión. Estas personas se volvían menos sensibles, poco comprensivas y hasta agresivas en relación a los pacientes, con un trato distanciado y cínico, con tendencia a culpar a los pacientes de los propios problemas que padecían. Para la descripción de sus observaciones utilizó el término burnout , que usaban para referirse a los efectos del consumo crónico de sustancias tóxicas de abuso.

En la actualidad, el término se utiliza para referirse al desgaste profesional que sufren los trabajadores de los servicios enfocados a las personas y que, debido a unas condiciones de trabajo, tienen fuertes demandas sociales. En el caso de los médicos, los expertos aseguran que entre un 10 y un 12% de los facultativos desarrollarán a lo largo de su carrera profesional un trastorno mental o una adicción.

"Estamos ante una epidemia que afecta a los médicos. Ahora somos los médicos los que hablamos de médicos". Así se expresa el máximo responsable del estudio que se lleva a cabo en Extremadura, José Alberto Becerra, uno de los mayores especialistas nacionales e internacionales en el burnout , presidente de la Sociedad Extremeña de Medicina General, directivo del Colegio de Médicos de Badajoz y miembro del Comité Ejecutivo del Sindicato Médico de Extremadura.

Los datos de Extremadura no difieren mucho de las cifras que manejan a nivel nacional organismos como la OMC o la OMS. La mitad de los médicos extremeños afectados por el burnout presentan disturbios emocionales que incluyen desde leves depresiones hasta patologías más preocupantes y dos de cada diez facultativos consume algún tipo de droga, fármacos o alcohol, bien como tratamiento psiquiátrico o como medio de evasión o diversión.

"La situación habla por sí misma, estos datos reflejan un grave problema ante el que hay que trabajar para poner medidas y en ello debe implicarse toda la sociedad", advierte Becerra, que destaca la importancia que supondrá para los facultativos de la región contar con un plan de atención integral.

La aparición del burnout se produce como consecuencia de situaciones estresantes que disponen al individuo a padecerlo y que son fundamentalmente de carácter laboral. Según los especialistas es necesaria la presencia de relaciones trabajador-cliente (médico-paciente) intensas o duraderas para que surja el síndrome. Se trata, pues, de un proceso continuo que aparece de forma