"Exceso de fritos frente a la escasez de verduras". Así resume Juana Fraile, especialista en endocrinología y nutrición infantil, su análisis de los menús de cuatro colegios extremeños seleccionados al azar. A su juicio, por tanto, lo que comen los niños extremeños en el cole anda lejos de adaptarse a las necesidades nutricionales propias de su edad y, sobre todo, de contribuir a mejorar su educación para que adquieran unos hábitos alimenticios equilibrados y saludables. "Y si encima se pasan la tarde delante de la tele o el ordenador, muchísimo peor", apunta.

Y es que el problema no solo está en la hora de comer (cenar o desayunar), sino que la presencia cada vez mayor de alimentos hipercalóricos en las dietas de los más pequeños --rebozados, bollería industrial...--, se agrava con el sedentarismo, que también va en aumento. En este sentido, Fraile destaca que no es conveniente "rasgarse las vestiduras" con lo que sirven los comedores escolares, sino que también es fundamental que se estimule la práctica diaria de algún tipo de actividad física.

Entre los aspectos más positivos, la endocrina resalta la información que se proporciona a los padres. "Todos los centros facilitan los menús mensuales, lo que es muy útil para que las familias puedan organizar las cenas de forma complementaria". Asimismo, los postres obtienen una buena valoración por parte de la especialista, quien resalta que "son variados y suelen alternar lácteos y frutas, que son las mejores opciones".

Pero no solo en este acierto coinciden los colegios extremeños, que tienen varios fallos en común. Los más habituales: "combinar legumbres y fritos en una misma comida", "abusar de las patatas fritas como guarnición, en vez de optar por las verduras con mayor frecuencia" y "optar mayoritariamente por los fritos, prescindiendo de métodos de cocina más saludables, como el horno o la plancha".

A la hora de analizar los menús de los centros seleccionados, Fraile es directa: "Rápidamente se aprecia el abuso del frito y rebozado, ya que aparece todos los días excepto el lunes", explica cuando analiza el menú del Luis de Morales, de Badajoz. Además, el caso del miércoles --cuando este comedor sirve patatas marineras de primero y lomo con patatas fritas de segundo-- le sirve a la endocrina para romper una lanza a favor de las verduras como guarnición. "Recordemos la campaña de cinco raciones de fruta y verdura al día; aquí, si no fuera por los postres, ni siquiera habría cinco a la semana", apunta.

Por su parte, los "menús contundentes" del colegio Dulce Chacón, de Cáceres, animan a Fraile a reivindicar la "cultura del plato único". "No es una opción equivocada. Un buen plato de legumbres acompañado de ensalada y postre es una comida excelente, sobran las varitas de merluza, por ejemplo". En este sentido, recuerda que "todos hemos sido niños y, si sabes que luego vienen salchichas, no te comes las lentejas", respecto a lo que critica que "no se está enseñando a comer bien".

También en Plasencia, en el Miralvalle, se repite el mismo fallo (el lunes, alubias seguidas de pescado a la romana; paella y filetes de lomo, el martes), si bien Fraile aplaude la elección del miércoles. "Es un buen ejemplo de comida equilibrada, con las judías verdes de primero y el magro estofado". Sin embargo, es más fácil encontrar el ejemplo contrario, como el jueves del Antonio Machado, de Mérida, "lentejas, chorizo, lenguado, ensalada... ¿Y qué más?", pregunta la endocrina.

Como la mayoría de los colegios extremeños contratan empresas de catering para el servicio de comedor, EL PERIODICO ha contactado con varias firmas que operan en la región, para conocer cómo diseñan los menús. Aunque todas afirman contar con especialistas en nutrición que se ocupan de esta tarea, ninguno estaba disponisble a la hora de hablar con este diario.