Mil extremeños buscan en la actualidad a sus padres biológicos. De ellos, 300 residen en Extremadura y 700 se encuentran viviendo fuera de la región, en las comunidades de origen de sus familias adoptivas. A todos ellos también se suman varias madres biológicas que desean recuperar a los hijos que dieron en adopción y de los que no volvieron a tener noticias. En total, más de mil extremeños han recurrido a la Asociación Nacional Derecho a Saber (ANDAS) con el objetivo de encontrar alguna pista que les conduzca a sus orígenes, aunque la cifra, aseguran desde el colectivo, posiblemente es mucho más alta.

Desde que comenzó a funcionar en 1996, la asociación sin ánimo de lucro ANDAS ya ha puesto en contacto a numerosos extremeños con sus padres biológicos, aunque la presidenta del colectivo, Mari Cruz Martínez, insiste en que "las cifras de encuentros no son tan elevadas como quisiéramos, ya que la búsqueda es un proceso muy lento lleno de dificultades y al que se le ponen muchas trabas burocráticas".

LOS AÑOS DE LA POSGUERRA

La mayoría de los casos que se dan en Extremadura, asegura Martínez, son de personas que fueron adoptadas en los años de la posguerra y madres biológicas solteras obligadas por sus familias a dar al niño en adopción. "Cada vez hay más chicas de poco más de 20 años, aunque en los últimos años hemos recibido peticiones de varias menores que buscaban a sus hijos, situaciones realmente crueles ante las que no podemos hacer nada por la minoría de edad", indica la presidenta de ANDAS.

Una vez que el interesado se pone en contacto con la asociación comienza el trabajo de búsqueda "actuando siempre bajo el marco jurídico establecido y siempre con una especial atención a la filiación adoptiva", insiste Mari Cruz Martínez.

La asociación actúa como intermediaria en todo el proceso, así, cuando se encuentra a los padres se inicia un trabajo de preparación psicológica de ambas partes y se programa un encuentro. El objetivo, señala Martínez, es procurar que si se lleva a cabo el encuentro "hijos y padres estén preparados, ya que si se produjera un nuevo rechazo sería algo muy doloroso".

Para ello se elige un sitio "neutral" --Martínez recuerda que muchos padres tienen otros hijos que no saben nada de la historia, incluso madres solteras que más tarde se casaron y formaron una familia que desconoce la existencia de estos hijos--, y tras conocerse en persona deciden qué hacer en un futuro. "Algunos lo llevan en secreto, otros lo ocultan por un tiempo y en ocasiones ambas partes deciden que la relación no continúe".

En el proceso colabora un equipo de psicólogos, abogados y trabajadores sociales de la asociación, que trabajan para orientar a los interesados en la determinación de su filiación conforme a derecho, además de informar a las personas adoptadas o abandonadas, así como a los padres biológicos, de los derechos que les asisten con respecto a las otras partes, "todo ello siempre bajo el derecho al honor y a la intimidad de las partes implicadas", señala la presidenta de ANDES.

AMABILIDAD EXTREMEÑA

En ocasiones el encuentro no llega a producirse por la negativa de los padres biológicos, aunque en Extremadura esta situación todavía no se ha dado, según Mari Cruz Martínez, que asegura que "la gente extremeña es muy amable y suele colaborar en todo el proceso. Los padres no han olvidado a los hijos que tuvieron que

abandonar y todos los casos en Extremadura en los que se ha producido un encuentro han terminado con una relación estable".La región extremeña constituye sólo una pequeña parte de los casos que se producen a nivel nacional. Según la Asociación Nacional Derecho a Saber, en España existen en la actualidad un millón y medio de personas que no conocen a sus padres biológicos y que, tarde o temprano, suelen iniciar el proceso de búsqueda de sus orígenes.