Ls sedes del PP de Madrid y Barcelona se convirtieron ayer en destinatarias de la rabia contenida de los ciudadanos por la falta de claridad con la que el Gobierno viene informando de la autoría de la masacre de Madrid. De forma espontánea y convocados a través de mensajes de texto a los móviles, miles de ciudadanos tomaron las calles de las sedes del partido de Mariano Rajoy para exigir "saber la verdad antes de votar" hoy domingo.

La manifestación de Barcelona fue creciendo a medida que avanzaba la tarde hasta sobrepasar los 7.000 participantes. La comparecencia en Madrid a las 20.00 horas del candidato del PP, Mariano Rajoy, para descalificar a los 7.000 madrileños que protestaban ante el local de su partido en la calle de Génova espoleó a los indecisos y contribuyó a llenar la calle de Urgel, sede del PPC, de ciudadanos contra el PP.

La protesta comenzó en Madrid, pero acabó extendiéndose a Barcelona y a la mayoría de capitales. Las sedes del PP de toda España se convirtieron en puntos de encuentro donde miles de personas exigían una información "veraz", pedían "dimisiones" al Gobierno y clamaban contra las consecuencias de la guerra en Irak.

CORTE DE CALLES La masiva afluencia de ciudadanos obligó a cortar varias calles en Madrid y Barcelona. Un ingente despliegue policial mantuvo el orden y protegió las sedes del PP, pese a la tensión reinante y a la falta de organización consecuencia de la inexistencia de un convocante. Ni en Madrid ni en Barcelona se registraron incidentes.

Ante la sede central de PP, en la calle de Génova de Madrid, empezaron siendo unos 200 jóvenes apiñados. Tan pocos parecían que los policías se detuvieron a exigirles la documentación a cada uno de ellos y fueron anotando pacientemente los datos en una libretita. Pero en pocos minutos, la afluencia creciente de manifestantes tornó en demasiado ardua la tarea policial. A las 20.00 horas, ya llegaban a 5.000 los concentrados ante la sede del PP, que acabaron por sobrepasar los 7.000. "Queremos la verdad, antes de votar", fue el grito más repetido.

RITMO CRECIENTE La concentración de Barcelona siguió un patrón similar. También espontánea, concentró al grueso de manifestantes pasadas las diez y media de la noche ante sede del PPCl, colapsando el tráfico en la zona. La protesta empezó a las siete y media de la tarde. Al principio no eran más de un centenar de personas, la mayoría jóvenes independentistas, que hasta recibieron reproches de algún transeúnte.

A última hora de la noche de ayer nadie lograba saber de dónde partió la idea de protestar ante las sedes del PP por la "manipulación" de la información que ofreció el Gobierno sobre la autoría de la masacre del jueves. El caso es que antes de las cinco de la tarde un buen número de españoles recibieron en sus móviles un mensaje de texto que les invitaba a llegarse hasta Génova, en Madrid, a las seis en punto: "¿Aznar de rositas? ¿Le llaman jornada de reflexión y Urdaci trabaja? Hoy, 13-M, a las 18.00 horas, sede PP, c/ Génova 13. Sin partidos. Silencio por la verdad. ¡Pásalo!" Idéntico sistema convocó las protestas de Barcelona y otras capitales.

DESPLIEGUE DE ANTIDISTURBIOS Los manifestantes llenaron las calles espontáneamente, vigilados por una ingente presencia policial (más de 200 antidisturbios y 20 furgonetas protegían la sede del PP de Madrid). Los agentes se afanaron en informar de que era una manifestación "ilegal", por no haber sido comunicada previamente y celebrarse en plena "jornada de reflexión".

"Nuestros muertos, vuestra guerra", gritaban los presentes con las manos en alto, mientras los policías incorporaban poco a poco material antidisturbios a su equipamiento. Cada media hora, una sentada silenciosa homenajeaba a los 200 muertos por el atentado del jueves.

A medida que aparecían los lanzadores de pelotas de goma, los cascos y los escudos, los concentrados subían el tono hasta llamar "asesinos" a los dirigentes del PP. A pesar de la tensión, no hubo cargas policiales.

Los concentrados recibían información al minuto, a través de pequeños receptores de radio y de un continuo ir y venir de mensajes y llamadas a móviles. La noticia de que el ministro del Interior, Angel Acebes, confirmaba la detención de cinco sospechosos elevó la ira de los que protestaban en Madrid.

Además de las protestas ante las sedes del PP, en Cataluña una impresionante cacerolada, a la que se sumaron los cláxones de los automóviles, atronó anoche en las calles de las capitales catalanas, y fue especialmente intensa en Barcelona y su entorno.