Se dejaron sentir, sobre todo cuando llegaban las comitivas de coches oficiales a la entrada de la Delegación del Gobierno en Badajoz. Un millar de personas, entre las que se mezclaban también grupos de curiosos, se manifestaron ayer en la avenida de Huelva en contra de la ubicación una refinería en Tierra de Barros. A la convocatoria de la Plataforma Refinería No, se sumaron otros colectivos como Adenex, Ecologistas en Acción, la Plataforma Extremeños por el Cambio, y aprovechando la protesta también estuvo la Organización de Campesinos de extremadura, para defender el sector del tomate.

Los primeros manifestantes empezaron a llegar sobre las 17.30 de la tarde, cuando la cumbre no se iniciaba hasta las siete. De Villafranca de los Barros partieron cinco autobuses pero también se acercó mucha gente en coches particulares. Los congregados entonaban frases en contra del proyecto de Gallardo y de Ibarra y subían el volumen cuando se anunciaba la llegada de alguna comitiva. Ni el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ni el presidente de la Junta, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, miraron hacia atrás a su llegada para interesarse por el motivo de la protesta, como si no estuviera. No hizo lo mismo el presidente del Gobierno portugués, José Sócrates, que al bajar del coche se giró inmediatamente hacia las pancartas y las estuvo observando.

Los portugueses no son ajenos a la polémica de la refinería pues en el país vecino ya existe preocupación entre movimientos ecologistas por cómo pudiera afectar este proyecto al embalse de Alqueva. Sin embargo, el ministro portugués de Exteriores, Luis Amado, manifestó tras la reunión de ayer que es un problema que atañe al Gobierno español y en el que confían que se cumplan las medidas de salvaguarda de las condiciones mediambientales entre fronteras.

MINUTOS Los convocantes de la protesta aguantaron más de dos horas y media, intercalando consignas con gritos y pitidos, hasta que terminaron las reuniones y salieron Zapatero e Ibarra para despedir a Sócrates. El presidente del Gobierno y el jefe del Ejecutivo extremeño, que esos momentos estaban acompañados por la delegada del Gobierno en Extremadura, Carmen Pereira, y el ministro de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, aguantaron varios minutos charlando en la acera, mientras enfrente de ellos cientos de manifestantes aclamaban a gritos "No queremos la refinería . El PSOE de Badajoz lamentó estos abucheos.

Cuando las comitivas de las delegaciones portuguesa y española se marcharon, los manifestantes recogieron sus pancartas. Habían cumplido su misión: que los escuchasen.