En estos últimos días de campaña, José Antonio Monago suele contar que en el despacho contiguo al suyo, en Presidencia, hay un gran mapa de Extremadura en el que clava una chincheta sobre las localidades de la región que visita. Sobre esos pueblos que lleva recorriendo durante los últimos cuatro años en los que se ha hecho más de 400.000 kilómetros, dice. Y hay ya tantas chinchetas clavadas, cuenta, que han tenido que idear un sistema de códigos de colores para dejar de agujerear el plano extremeño.

Esa es una de sus principales bazas para no abandonar el título de presidente frente a otros que aspiran a la misma distinción y "ni están ni se les espera" y si van, llegan gracias al GPS. Son esos rivales a los que "he echado un cable" proponiendo un debate televisivo que ha servido para que la gente les ponga voz y cara, pero que cree que van a tener poco que hacer en este combate electoral que se aproxima: "el afecto de la gente no se gana en una campaña", dijo ayer en uno de los últimos actos, en Casar de Cáceres, junto al candidato local, José Ramón Hidalgo Vicho.

Allí, en la cafetería Majuca, junto a un ayuntamiento gobernado durante más de 30 años por el Partido Socialista, atizó al que más sombra puede hacerle el domingo, Guillermo Fernández Vara, "que solo dejó tinieblas y oscuridad en Extremadura". A él le pidió más humildad y le acusó de ser el político "más acomodado" desde hace muchos años, después de que el socialista cargara en una entrevista contra él y Mariano Rajoy. "Lo que te molesta Guillermo es que el hijo de un obrero del PP te ganara las elecciones, pero te va a molestar más aún porque voy a volver a ganar", subrayó ante los aplausos de entusiasmados simpatizantes.

Además, le reprochó que durante cuatro años de gobierno no pusiera en marcha una renta básica ni llamara a los bancos para parar los desahucios, "porque también los había en el 2007, 2008, 2009, 2010 y 2011", y ahora quiera hacerlo, toda vez que su homóloga en Andalucía, Susana Díaz o "la sultana de Triana", haya explicado que las comunidades no tienen competencia para ello, puesto que se trata de una normativa estatal. Porque esta es una de las líneas rojas de Podemos en esa comunidad.

Otra de las bazas fuertes del discurso de Monago para librar con éxito esta pugna electoral también está en Andalucía, en concreto, en la inestabilidad de una comunidad que lleva tres meses sin gobierno fruto de un adelanto electoral tras un pacto de izquierdas. Ese pacto que el popular extremeño da por hecho entre PSOE y Podemos y quiere frenar con una mayoría absoluta "para seguir dando estabilidad a esta tierra y terminar de transformar la nueva Extremadura".

Este arreón que lleva casi quince días resonando por las calles de media Extremadura, también vibró ayer en un escenario monumental, la plaza de Santa María de Cáceres, enmoquetada para la ocasión. A los pies de la concatredral, enfrente justo de la estatua de San Pedro de Alcántara y a no muchos metros de distancia del principal protagonista de sus reproches, que ofrecía otro mitin en la plaza de toros cacereña junto a su líder nacional del PSOE. "Pero los maletillas han pinchado, no han llenado la plaza ni trayendo a los grandes toreros, porque la gente ya no está para que les hagan más faenas", criticó el candidato. El monumental escenario se fue llenando poco a poco en silencio. Había misa y hubo que esperar hasta las 20.20 horas para darle al play del nuevo 'himno' del PP extremeño.

Veinte minutos después llegó Monago a la abarrotada plaza --el partido dice que había en torno a 2.000 personas-- entre aplausos y gritos de 'presidente, presidente', abrazó al exalcalde José María Saponi y comenzó el espectáculo mientras las cigüeñas revoloteaban de torre en torre. El presidente de Nuevas Generaciones, Luis Francisco Sánchez, entregó a Monago una camiseta con un escudo diseñado por el Sherpa, el fundador de la mítica banda Barón Rojo, con los colores de la bandera extremeña y dos estrellas: "una por la victoria de 2011 y otra por la de 2015", le dijo. Pasó el testigo al presidente de la Diputación de Cáceres, Laureano León, que enfatizó que con el PP lo mejor está por llegar, y a la alcaldesa y candidata a la reelección, Elena Nevado, que prometió "combatir la incertidumbre con honestidad" y animó a acudir a las urnas para "superar la crisis y no volver atrás".

Entre palacios y templos con siglos de historia, durante la intervención final, Monago también hablo de chinchetas, de las que le ha puesto Vara en el camino durante los últimos cuatro años. "No ha entendido nada de lo que hemos hecho" y volvió a criticar los programas electorales de dos formaciones emergentes, "uno hecho en la Complutense de Madrid por el de la coleta, el del boli y el de las gafas" --en alusión a Podemos, de cuyo candidato extremeño se siente "muy orgulloso, porque es una obra mía, ha venido a Extremadura porque ahora hay oportunidades"-- y el otro, "a la orilla del Támesis con el té de las cinco" --haciendo referencia a Ciudadanos--.

Ante un recinto entregado, pidió al PSOE que deje gobernar la lista más votada y aseguró que "hemos hecho una transformación profunda de Extremadura" y quiere seguir "consolidándola". Para ello, animó a acudir a las urnas: "llenadlas de votos de progreso y de esperanza, porque hay dos opciones: dar estabilidad a esta región o que sea un lío".

El espectáculo, con chiste de Monago incluido, terminó como tal, con la actuación de Andy y Lucas, que interpretaron seis o siete canciones ante la atenta mirada de un público más joven, que se colocó en las primeras filas, y la de Monago y otros candidatos populares. "Gracias presidente. Después del mitin, llega la gran fiesta", dijo uno de ellos tras pisar la moqueta azul. Y tras la fiesta, llega hoy el último arreón de esta campaña.