El arzobispo emérito de la diócesis de Mérida-Badajoz, Antonio Montero, coofició ayer junto al cardenal de Sevilla, Carlos Amigo, una eucaristía en la catedral hispalense. A la misa, que finalizó con la interpretación al órgano de la sevillana Algo se muere en el alma , asistieron numerosas personalidades políticas, civiles y militares, principalmente gran parte de la corporación del ayuntamiento sevillano, según informa Efe.

Ante una catedral abarrotada de fieles --muchos tuvieron que seguir la misa por pantallas gigantes-- Amigo deseó que "siempre tengamos vivo en nuestro recuerdo" a Juan Pablo II. Preguntado sobre si ha pensado que podría ser el próximo Papa, dijo que "ni lo puedo ni lo debo pensar, y me moriría si lo pensara". Añadió que el Papa ha dejado "el listón muy alto de entrega a los demás" tras 26 años de pontificado en defensa de la paz, los países pobres y la democracia.