Las primeras fotografías realizadas por José Antonio Moreno Montoya (Badajoz, 1950) en 1985 resumen parte de su universo artístico: la luz y sus efectos en el cuerpo desnudo. No aparecían aún los motivos escatológicos, provocadores de la Serie negra , de 1990. De ella escribía su autor al presentar las imágenes: "Pretende la provocación de una sociedad superficial e insensible, de aparente moralidad y religiosidad pero esencialmente basada en la hipocresía y la indulgencia material".

La continuidad de esta veta negra se produciría en el 2003 en Sanctorum . Para realizarlas, Montoya reutilizó imágenes religiosas de la iconografía clásica. De nuevo aparece la transgresión para, explica Montoya, exaltar la sexualidad "como faceta inherente al ser humano independiente de cualquier creencia o religión. El sexo es la vida y está inscrito en nuestra naturaleza, a pesar de que la religión católica esté obsesionada por negarlo".

Pero estas imágenes forman parte de una amplia producción, distribuida en 13 series, de las que sólo cuatro, las dos citadas y Hot dog (1996) y Metáforas (1999) contienen las imágenes más provocadoras. En el resto de series hay espacio para la belleza, el color y el mundo abstracto de las formas, que aparecen por ejemplo en Carlos V y Pizarra extremeña .

Desde que mostró sus trabajos a mediados de los 80, el fotógrafo pacense ha mantenido actividades diversas dentro del ámbito fotográfico como creativo, investigador y docente y ha impartido clases en diferentes centros y cursos académicos en la Universidad de Extremadura. En 1990 obtuvo la Beca de Artes Plásticas de la Consejería de Cultura.

Pero es cierto que la exhibición de sus imágenes provocadoras es lo que ha dado mayor relieve a su producción. Despertó las iras de ciudadanos que visitaron exposiciones de estas imágenes en Badajoz y Cáceres y el Centro Nacional de Arte Museo Reina Sofía decidió cancelar una exposición que tenía programada por el contenido explícito de las fotografías.

Montoya no ha escondido, más bien al contrario, esta voluntad transgresora. Pero esta polémica llega, paradójicamente, cuando sus últimos trabajos (Looking down y Sonámbulos ) se alejan del espectáculo agitador de sus series negras . El primero es una colección de imágenes aéreas sobre localizaciones y zonas de hábitat de ciervos, muflones y cabras montesas. El segundo, más próximo a los estudios de figuras humanas de su producción y aún en proceso de trabajo, pone su acento en la depresión, la soledad de gentes, "que han perdido la ilusión de vivir".