Las extremeñas tienen ya una mejor formación que los extremeños, pese a lo cual tienen menos posibilidades de acceder a un empleo, y cuando lo hacen las condiciones laborales son peores. Esta es una de las conclusiones del estudio realizado por la Secretaría de la Mujer de CCOO en Extremadura y el Instituto de la Mujer de Extremadura (Imex).

El informe, denominado Análisis del mercado de trabajo desde una perspectiva de género en Extremadura fue presentado ayer en Mérida por María José Pulido, secretaria regional de la Mujer de CCOO, y la directora del Imex, Josefa Caraballo. En la presentación, ambas coincidieron en que la situación laboral de la mujer "ha mejorado" en Extremadura, pero también en que siguen siendo necesarios muchos esfuerzos, especialmente campañas de concienciación, para ir recortando las diferencias entre hombres y mujeres.

Tomando las últimas cifras disponibles, relativas al tercer trimestre del 2006, el estudio indica que más del 30% de las extremeñas que quieren acceder a un empleo tienen formación superior, sobre todo licenciaturas, mientras que menos del 20% de los extremeños en la misma situación cuentan con esta educación.

Sin embargo, la tasa de paro femenina duplica a la masculina (16,4% frente a 8,1%), brecha que es mucho más evidente en determinados grupos de edad, como en el colectivo de entre 20 y 24 años, donde el paro femenino supera el 27%, mientras que el masculino no llega al 6%.

Pero además, cuando una extremeña consigue acceder al mercado laboral lo hace generalmente en peores condiciones. Así, una de cada dos mujeres que tiene empleo en la región está sometida a un contrato temporal, lo que supone una tasa de temporalidad superior en once puntos a la de los varones. Esta diferencia se acentúa en el sector público, donde la tasa de precariedad de la mujer duplica a la del hombre.

Por otro lado, el sexo también influye a la hora de encuadrarse en un determinado sector de actividad. De este modo, se observa que los varones se distribuyen de manera más homogénea entre las distintas actividades, aunque priman los sectores de la construcción (22,2% de ocupados) y servicios (48,5%). En la mujer la actividad está más limitada: casi el 86% trabaja en el sector servicios, la mitad de ellas en la Administración. Esta situación supone otro riesgo para el desarrollo laboral femenino, ya que el sector servicios es tradicionalmente el más sensible ante situaciones de recesión económica.

SEGUIR AVANZANDO Ante este panorama, María José Pulido indicó: "Seguimos detectando discriminación en Extremadura en aspectos como acceso al trabajo, calidad del empleo y formación". Por ello, apuntó que el estudio "no debe quedarse en la denuncia, sino ir más allá, elaborando propuestas que ayuden a remover obstáculos, dentro del nuevo marco que proporciona la Ley de Igualdad".

La dirigente de CCOO aludió a los últimos datos sobre dificultades para encontrar empleo y para promocionarse en las empresas, la precariedad o la integración de la mujer en sectores deficitarios en derechos laborales como el de empleadas de hogar o, directamente, en la economía sumergida.

Además, indicó que el propio reparto del tiempo ya marca una discriminación, puesto que los hombres lo reparten entre el trabajo y el ocio y las mujeres entre el trabajo fuera de casa y el trabajo en casa asumiendo las tareas domésticas y el cuidado de los hijos y de los dependientes.

En este sentido, explicó que la Ley de Dependencia puede suponer otro impulso a la igualdad al aliviar esta carga a las mujeres trabajadoras y a la vez por abrir nuevas opciones de empleo.

Pulido afirmó que se mantienen aún prejuicios en algunos empresarios por considerar que las ocupaciones domésticas de la mujer pueden restarle dedicación al trabajo. Por ello, señaló que "si conseguimos que la carga se reparta se evitará de paso esa percepción", y agregó: "Hay obstáculos que hay que remover desde la esfera pública y otros desde la privada".

Por su parte, Josefa Caraballo comentó: "La situación ha cambiado, pero no es la que debería ser". A su juicio, se debe insistir para conseguir "una sociedad más igualitaria y pacífica", aunque ya se aprecia un cambio en las nuevas generaciones.