Estampas idílicas pero también muy incómodas precedieron ayer la llegada oficial del invierno. Los coletazos de la ola de frío siberiano cubrieron de un manto blanco prácticamente toda la península y trajo consigo el colapso de cientos de carreteras, retrasos y cancelaciones en aeropuertos y estaciones, con las consabidos reproches de los usuarios. La Agencia Estatal de Meteorología mantuvo la alerta por nieve en 19 provincias, pero hoy espera que la situación mejora y la nieve deje paso a la lluvia. Si ayer por la mañana prácticamente todas las provincias estaban en alerta, esta mañana la Aemet solo prevé riesgo por lluvias en Andalucía y por viento y nieve en el norte de Castilla y León, País Vasco, Asturias, Cantabria, Canarias y Baleares.

Madrid fue la comunidad más afectada por el manto de nieve. Circular e incluso andar por muchas de las calles era prácticamente imposible. La delegación del Gobierno, por ejemplo, se vio forzada a levantar el peaje de la R-5 para dar paso a los coches atrapados en la autovía de Extremadura en dirección Madrid. Las autoridades recomendaban el uso del trasporte público, pero este también se vio afectado. El aeropuerto de Barajas finalizó la tarde con 314 vuelos cancelados, de los 1.165 previstos y retrasos de hasta seis horas. La estación de Cercanías de Sol tuvo que cerrar ayer por falta de fluido eléctrico y los trenes también se vieron afectados.

La red de carreteras del Estado no recuperó la normalidad en toda la jornada, ya que fue imprescindible el uso de cadenas en algunos puertos, fundamentalmente en Huesca, Burgos y León. El temporal también afectó a varios colegios de diferentes zonas de la península, que tuvieron que suspender sus clases. Asimismo, en ciudades como Bilbao, San Sebastián , Vitoria, Oviedo, Segovia o Salamanca se esparcieron más de mil toneladas de sal ante la imposibilidad de despejar las calles. Pero esta actuación no puedo evitar los accidentes de tráfico. 24 se produjeron en Madrid, con 22 heridos leves, principalmente, fueron choques leves por deslizamiento del pavimento.

Andalucía también se vio gravemente afectada. Se produjeron más de 250 incidencias por la anegación de calles y casas, produciendo bolsas de agua en las carreteras. Las temperaturas dejaron mínimas históricas en un mes de diciembre, de hasta -17º en Burgos.