"He tenido que contratar a una persona más porque no dábamos abasto" afirma Felisa Santana, dueña de una farmacia en Mérida que se ha visto obligada a aumentar la plantilla por la lentitud en la dispensación. Además, ve que hasta que el sistema no se lleve "a raja tabla" seguirán derivando de nuevo al médico a los pacientes para resolver los inconvenientes. "Si el médico prescribe un código que no existe yo no puedo darle al cliente un medicamento por sustitución y es el médico el que tiene que actualizarlo". En la misma farmacia trabaja Bernardina Galán, también farmacéutica, que encuentra el principal inconveniente en que los médicos recetan el principio activo --el componente principal del medicamento--. "Este sistema hace que a cada persona se le dispense un medicamento genérico y cada una tiene sus preferencias por lo que nos tiramos 10 minutos buscándole el genérico que solicita", aunque es positiva y ve que con "el manejo se resolverá este problema".