Autorizada por la Subdelegación del Gobierno en Cáceres y regulada por la Policía Local, los disparos de una escopeta de balines o aire comprimido se cargaron ayer la tranquilidad con que, en torno al mediodía de ayer, se estaba desarrollando la manifestación de una veintena de camiones en la capital cacereña. Los transportistas habían acordado el itinerario con las autoridades y fuerzas de seguridad --desde el Centro de Transportes al Polígono de las Capellanías--, pero la marcha se interrumpió cuando los conductores Benito Rosa y Benito Jiménez resultaron heridos leves (el primero en el brazo y el segundo en el costado) por los disparos efectuados por un desconocido con una escopeta de balines o aire comprimido desde un piso de la Ruta de la Plata, según las primeras hipótesis.

Afortunadamente, las heridas de los afectados no fueron de gravedad, pero la Policía Nacional trabajaba ayer en la identificación del autor o autores de estos hechos, según la Subdelegación del Gobierno. Sin embargo, el incidente provocó momentos de tensión cuando varios de los camioneros acudieron, según su propio testimonio, a advertir a la Policía Local --que en ese momento regulaba el tráfico en la zona-- de los disparos. "Nos dijeron que no era su cometido resolver esa cuestión y que continuáramos circulando", manifestaron indignados.

Esta actitud provocó, según los transportistas, que el hijo de uno de los heridos, Máximo Jiménez, "se pusiera nervioso y se enfrentara a uno de los agentes, ya que les estábamos diciendo que nos estaban disparando y no nos hacían caso. Incluso, los agentes nos dijeron que a ellos también les habían disparado y no decían nada". Lo que no aclararon los huelguistas es si, como dice el jefe de la Policía Local, el joven agredió físicamente a uno de los agentes. Es por ello que, continúa García: "este fue detenido y conducido a la comisaría, donde se tramitó su denuncia".

Ante una situación que los manifestantes consideraron injusta --"no nos defienden de los disparos y encima nos detienen"--, estos se negaron a continuar con la marcha hasta que Máximo Jiménez se reincorporara a la caravana. Así, la marcha se demoró hasta que esto ocurrió, entre media hora y 45 minutos después. Posteriormente, y de nuevo por fortuna, la marcha continuó sin más incidentes para finalizar, sobre las dos y media de la tarde, en el Centro de Transportes.