Sólo el semblante de no me mire a mí, que yo no estaba, aunque sé algo que mostraba uno de los camareros del Hotel-Restaurante Cruce de las Herrerías revelaba ayer por la mañana que algo inesperado había ocurrido en las últimas horas. Tampoco los clientes del establecimiento, situado a apenas dos kilómetros de Alcuéscar, estaban muy enterados y observaban, entre recelosos y divertidos, la presencia de cámaras y micrófonos.

Antonio Molano era la única persona que estaba trabajando en el local a la hora del suceso. "La verdad es que no vi mucho. El camionero paró en el aparcamiento, sintió algo dentro de la cámara frigorífica y llamó a la Guardia Civil. Cogieron a algunos que no fueron capaces de escapar y que estaban asustados. De hecho, más tarde vi a cuatro merodeando por aquí", relataba Antonio, que afirmaba que en los 24 años que lleva en este lugar "nunca había visto nada parecido". Su versión coincidía con la del propietario del negocio, Felipe Godoy, que tampoco recordaba un suceso similar en este área de descanso.

Por la mañana, en el lugar de los hechos no quedaba rastro del incidente. Ni siquiera ninguno de los más de 50 vehículos pesados que, según Godoy, pasaron allí la noche; ni tampoco sobresalto alguno en la memoria de los vecinos que residen cerca del cruce.

"No he sentido nada ni sabía lo que ha ocurrido", apuntaba ayer Felipe Fernández, un jubilado que vive a 10 metros del aparcamiento y que estuvo despierto hasta más de la una de la noche. Lo mismo ocurrió con su compañero de tertulia, Miguel Gil, con el que dialogaba sobre el temporal: "Vivo un poco más allá de la rotonda y no escuché nada".

Miguel reveló que no es la primera vez que ocurre algo así: "Una noche encontré dos personas de raza negra cerca de casa. Estaban mojados aunque no había llovido y pensé que podían venir ocultos en algún camión. Llamé a la Guardia Civil, pero se escondieron entre los matorrales y no los pudimos encontrar".

En el pueblo la noticia se fue extendiendo lentamente e incluso al alcalde, Juan Antonio Nieto, la información le llegó con cuentagotas. A Enrique, un agricultor de Alcuéscar que vio a dos inmigrantes junto a la autovía a las siete de la mañana, todo esto no le sorprende. "He trabajado como docente en Marruecos y sé lo que viven allí y por qué lo hacen".