Pasaron horas y horas el viernes en la plaza de San Pedro de Roma mirando si la luz de la habitación del Papa se apagaba o no; estuvieron en la eucaristía del domingo que presidió el camarlengo tras la muerte de Juan Pablo II; se han emocionado; han sentido el fervor de miles de fieles que se acercaban a despedir al pontífice polaco; han rezado; tienen la sensación --y la certeza-- de haber vivido un momento histórico; y hasta se han convertido en peregrinos mediáticos por accidente .

El 28 de marzo, cincuenta estudiantes de primero y segundo de Bachillerato del colegio Sagrado Corazón de Jesús de Cáceres empredían su viaje de fin de curso a Italia. Milán, Florencia, Venecia, Padua, Asís y, para acabar, tres días en Roma. Un viaje que pocos imaginaban acabaría como lo ha hecho.

"Nunca olvidaremos este momento. Sabíamos que estaba mal, pero no pensábamos que..." decían Montaña y María nada más bajar del autobús en Cáceres. "No lo esperábamos", apuntaba Miguel. A Beatriz, la muerte de Juan Pablo II le ha causado un gran impacto. "Antes de irnos tenía la esperanza de poder ver al Papa el domingo desde la ventana como hacía algunas veces, y fíjate". Para Tere, una de las profesoras del viaje, "ha sido indescriptible. Lo hemos vivido con mucha emoción y respeto".

En todas las teles

El Papa más mediático de la historia moría el sábado y televisiones de medio mundo conectaban con el Vaticano. Y entre miles de personas, los objetivos de las cámaras nacionales se fijaban en estos cacereños para satisfacción de sus madres. Ayer, esperando al autobús, Isabel, la madre de Sheila, le contaba a Pilar, la madre de Miguel, que había visto a su hijo. Pilar decía que ella, en cambio, no. Que se lo habían dicho. Y en esto llegaron. Eso sí, "un poco triste, me hubiera gustado estar en el funeral" afirmaba Carmen.