De cola de ratón, a cabeza de león. De la dependencia de la energía nuclear, a la supremacía de la tecnología solar. Extremadura, si se cumplen las previsiones de la Junta, podría convertirse en los próximos años en un referente verde , no solo a nivel nacional, sino también europeo.

En estos momentos la región tiene sobre la mesa proyectos para producir electricidad a partir de fuentes renovables que suman más de 7.300 megavatios de potencia instalada y una inversión de 21.600 millones de euros. De salir todos adelante, su producción rebasaría los 16.000 gigavatios/hora, o lo que es lo mismo, solo con este tipo de energía se podrían abastecer cuatro millones de hogares, diez veces más de los existentes en la comunidad autónoma.

Para que eso sea posible deberían aprobarse todos los proyectos. Hoy, con varias instalaciones fotovoltaicas en marcha y con las iniciativas eólicas en fase de información pública, las mayores esperanzas están depositadas en las plantas termosolares. Los últimos datos de la Junta hablan de más de medio centenar de proyectos presentados y en fase de estudio. Solo uno ha superado el periodo de tramitación y afronta ya las obras de construcción. Si todos siguen ese camino y se convierten en realidad, podrían suministrar luz a un millón y medio de familias; o lo que es lo mismo, una región como Extremadura podría autoabastecerse durante más de tres años únicamente con este tipo de fuentes.

Ante este panorama, la Junta ha vaticinado que en el 2020 una cuarta parte de la energía producida en la región será renovable. Y es más, según unas recientes declaraciones del consejero de Industria, Energía y Medio Ambiente, José Luis Navarro, "Extremadura pronto será la primera potencia en energía termosolar de España, que es tanto como decir de Europa, ya que ningún país se encuentra tan avanzado en el desarrollo de estos proyectos".