Fue a mediados de los ochenta cuando empezó a barajarse la conveniencia de que el eje norte-sur extremeño, configurado por la N-630 que une Gijón y Sevilla, se transformase en autovía. Así figuró en alguno de los planes de infraestructuras del Gobierno central, tan largos en sus plazos como poco fiables en su ejecución.

Nada se movió durante años, y, si acaso, de vez en cuando se apuntaba que había estudios en marcha, valoraciones, impactos, pero ni una sola máquina trabajando.

En 1996, con el cambio de Gobierno, la situación tampoco se aclaró. Los salientes aseguraban que lo habían dejado todo listo para empezar ya mismo las obras, y los entrantes juraban que sólo había palabras, pero ni un proyecto, ni un presupuesto.

Así, hubo que esperar otros tres años para que, por fin, los extremeños viesen una máquina trabajando, en el tramo Almendralejo-Zafra. No habría problemas ya, y la autovía se iría ensamblado, trozo a trozo, como un scalextric, sin más demoras.

Pero los sobresaltos no habían terminado. Tres días antes de las elecciones generales del 2000, la Junta sorprendía al denunciar que se pretendía hacer una autopista de peaje. Años y años esperando tenerla, y ahora habría que pagar. Sin embargo, fue un susto pasajero, ya que el mapa exhibido entonces, según se demostró, carecía de fiabilidad.

Primer tramo

En mitad del verano del 2001, y con polémica protocolaria incluida, ya que el presidente de la Junta fue invitado a última hora y amagó un desplante, se abría, al fin, el primer tramo, el mencionado Almendralejo-Zafra.

No amainaron las críticas, ahora socialistas, por la lentitud de las obras, ya que se tardó año y medio (noviembre del 2002) en poner en servicio el siguiente tramo, entre Mérida y Almendralejo.

Todavía tuvieron los cacereños que aguardar otro año para ver un trozo de autovía en su provincia, el Béjar-Aldeanueva del Camino, inaugurado en el 2003, y meses más tarde, en febrero del 2004, se abría el Plasencia-Cañaveral.

La expectativas, hace menos de un año, habían mejorado notablemente. Se esperaba que durante el 2004 viésemos la inauguración de otros dos tramos, pero la obra maldita volvió a decepcionar.

De este modo, los menos de doce kilómetros que van entre Zafra y Fuente de Cantos, que podrían haber abierto en agosto, y cuyo límite de entrega era octubre, fueron paralizados.

Ayer, el alcalde de Calzadilla de los Barros, Antonio Galván, cuya localidad está en mitad del trazado, volvía a expresar su queja, y acusaba a la ministra de Fomento de retrasar deliberadamente la apertura del tramo por razones políticas, y de actuar con una absoluta desfachatez.

Lo cierto es que no se ha dado explicación solvente alguna para razonar la demora, y esta parte de la autovía se abrirá, previsiblemente, con cuatro meses de retraso.

Para colmo, se concluye otro tramo y no se puede usar (Cáceres-Hinojal) y el plazo para ejecutar los últimos licitados (Villar de Plasencia-Plasencia y la variante de la capital del Jerte) se alarga hasta 3,5 años, con lo que la autovía no estará completada hasta el 2008, un año después de lo esperado.