La gastronomía extremeña vive uno de sus momentos más dulces. La prestigiosa Guía Michelín acaba de conceder una estrella al restaurante Altair de Mérida, que se suma así a las dos que ya posee Atrio, en Cáceres, o la de Aldebarán, en Badajoz. Pero, además, la Guía Gourmetour 2005 , incluye a once restaurantes extremeños en el denominado cuadro de honor de los mejores establecimientos del país. A ello hay que sumar la incursión que la cocina regional está haciendo en el extranjero. Como ejemplo Toño Pérez, el cocinero de Atrio, está inmerso actualmente en la elaboración de cuatro tapas que se presentarán a principios de año en Japón y hace poco los restaurantes cacereños Torre de Sande y Castillo de la Arguijuela representaron a España en el Salón Internacional de la Alimentación celebrado el pasado mes de octubre en París.

La nueva edición de Gormetour analiza 1.707 restaurantes españoles, de los que sólo el 24% --415-- consiguen una nota de 7 puntos sobre 10 o superior. Entre ellos hay 11 establecimientos extremeños y uno, Atrio, obtiene la máxima puntuación que otorga la publicación, 9,50, y que sólo han obtenido 9 restaurantes nacionales --Akelarre, Arzak, Can Fabes, El Bulli, El Celler de Can Roca, Martín Berasategui, Sant Pau y Zuberoa Jatetxea--.

La puntuación de los locales extremeños, así como su calidad y servicio, aumenta cada año y los españoles parecen cada vez más interesados en conocer qué se cuece en los fogones de Extremadura. La Junta es consciente de ello y desde la Consejería de Turismo ya se trabaja para declarar a la gastronomía extremeña bien de interés cultural, una iniciativa pionera en España y en la que ya se han interesado otras regiones como la catalana. Sergi Arola, el conocido restaurador catalán afincado en Madrid ha sido uno de los primeros en alabar la iniciativa que persigue la Administración regional.

El consejero delegado del Grupo Gourmets, Francisco López, asegura que la guía es un reflejo de lo que está ocurriendo en el país en cuestión de restauración. La inquietud por la gastronomía, asegura, es cada vez mayor y en los últimos diez años se han producido enormes avances en este campo. "Y aquí Extremadura se está mostrando muy dinámica. La región extremeña tiene una enorme inquietud en este campo y suele ser normal que esté presente en numerosas ferias y jornadas nacionales e internacionales en las que está demostrando lo que se cuece actualmente en esta tierra y eso es algo de vital importancia".

COSAS POR HACER Los restauradores extremeños son conscientes de que el trabajo que se inició hace tiempo está empezando a dar sus frutos, pero reconocen que todavía queda mucho por hacer en Extremadura. Ramón Caso, cacereño de 34 años, es el cocinero de Altair, él asegura que el momento que se vive ahora es el resultado de un periodo de mejoras tanto en calidad a nivel de productos como en instalaciones. "En la región se vive ahora una nueva filosofía de trabajo, pero también hay que reconocer el mérito de los que llevan trabajando muchos años. Todo esto no habría sido posible sin la implicación de todos, clientes, bodegueros, escuelas de restauración...", asegura.

"El momento actual de la gastronomía extremeña es interesantísimo", afirma Julio Yuste, el expresidente de la Cofradía Extremeña de Gastronomía, que sostiene que se están haciendo esfuerzos importantes para mejorar la calidad no sólo en la comida, sino también en los servicios. "Además --sostiene--, los restauradores extremeños ya no se conforman con poner el plato, sino que ahora es su plato y se trata de recetas elaboradas".

No obstante, muchos coinciden en que al público extremeño en general todavía le queda mucho para entender esta filosofía de cocina, aunque reconocen que en los últimos años se ha notado un importante cambio. "Antes nos sentábamos a comer en un restaurante y no le dábamos importancia a los detalles y ahora no es sólo el plato lo que importa", sentencia Caso.