El análisis inmediato del nódulo de 19x12 milímetros que le fue extirpado ayer al rey Juan Carlos en el pulmón derecho descartó que fuera un tumor cancerígeno, algo que los cirujanos temieron hasta que el doctor José Ramírez, responsable del servicio de Anatomía Patológica del Hospital Clínico de Barcelona, anunció que se trataba de células granulomatosas benignas, calcificadas a consecuencia, posiblemente, de una infección antigua. La hipótesis de que podía tratarse de una neoplasia aconsejó al equipo quirúrgico, que dirigió Laureano Molins López-Rodó, responsable de Cirugía Torácica del Clínico, abrir el tórax del Rey, en lugar de intervenir con catéteres.

Así, hacia las 9.15 de la mañana, se anestesió al Monarca, de 72 años, y se le practicó una toracotomía, una abertura con bisturí imprescindible para facilitar la movilidad de las manos del cirujano y la de su instrumental. La operación concluyó dos horas y media después y, antes de la una del mediodía, el Rey recuperó la conciencia. Había llegado al Clínico a las 7.30 de la mañana, procedente de la Clínica Planas, también en Barcelona, donde pasó la noche.

ANALISIS COMPLETOS El control de la cicatrización consiguiente a la abertura del tórax explica que Juan Carlos deba permanecer ingresado en el centro hospitalario durante los próximos cuatro o cinco días. Los médicos avanzaron que seguramente el paciente podría sentarse hoy en la cama. De hecho, ayer por la tarde ya tomó líquidos.

El nódulo se encontraba en uno de los tres segmentos del lóbulo superior del pulmón derecho, "sin infiltrar la pleura", explicó Avelino Barros, jefe del servicio médico del palacio de la Zarzuela. La ausencia de malignidad comprobada por los patólogos en la biopsia inicial --los análisis completos finalizarán en los próximos días-- facilitó que la intervención se limitara a extirpar el nódulo y su tejido inmediato. "Hemos reseccionado una porción de seguridad", explicó Molins. Extrajeron lo mínimo imprescindible para asegurar que la zona quedaba limpia de células calcificadas. De haber observado malignidad, hubieran extirpado el segmento pulmonar completo.

La operación se decidió el pasado 27 de abril, cuando el equipo médico que cada año revisa la salud del Rey, que coordina Ruperto Oliveró, observó que el nódulo pulmonar en cuestión, casi imperceptible en el chequeo del 2009, mantenía activo un ligero crecimiento. "El Rey me preguntó: ´¿Podemos esperar 10 días?´. Y le dijimos que claro que sí", describió Molins al justificar la fecha escogida. Juan Carlos, calculó el cirujano, podrá reiniciar su actividad muy pronto.

La elección de un equipo y un hospital catalanes fue considerado en el entorno del Rey como un acto lógico, ya que es en Barcelona donde pasa sus revisiones anuales. Oliveró sugirió las manos de Molins. "Este hospital se siente muy orgulloso de atender al Rey --destacó Josep Brugada, director médico del Clínico--. La operación no ha interferido en absoluto la actividad normal del centro, por eso se eligió hacerla en sábado". Aunque el Clínico dispone de un sector que actúa como clínica privada, de pago, Brugada subrayó que el Monarca ha sido operado "en un hospital público, en la sanidad pública".

HOMBRE FUERTE Juan Carlos solía fumar puros y, aunque no se puede decir que el nódulo sea consecuencia de ese consumo --"si la causa hubiera sido el tabaco, sería maligno", insistió Molins--, los médicos le han aconsejado que deje de fumar. Así se lo ha sugerido en los últimos años su neumólogo en Barcelona, Josep Morera, autor de las revisiones pulmonares. Ayer al mediodía, Morera se acercó a ver al Monarca, al igual que prevé hacerlo hasta que sea dado de alta. "Lo he visto bien, con buen aspecto --dijo--. El Rey es un hombre fuerte y tiene una excelente función respiratoria".