Caprichos del destino. los equipos de Julián Sánchez Pimienta (Zafra, 1980) y José Antonio Pecharromán (Cáceres, 1978) compartieron hotel en la primera toma de contacto de la Vuelta con Extremadura.

El zafrense del Fassa Bortolo vive en una nube y no oculta esas sensaciones. "Uno se siente emocionado siempre que llega a su tierra y ese es ahora mi caso", asegura. Luego añade que "correr la Vuelta a España y hacerlo por carreteras extremeñas, todo en el mismo año, es lo mejor que me ha pasado. La ilusión de correr en casa es indescriptible".

En parecidos términos se expresaba José Antonio Pecharromán, quien advertía que "siempre que uno llega a su tierra siente algo especial y la siente mucho más cerca. A la tierra que lo vio nacer y a los amigos que tiene en ella y con los que se reencuentra".SatisfacciónNinguno oculta su satisfacción y el segedano manifiesta que "para mí es un orgullo que la Vuelta pase por Extremadura y que yo esté formando parte del pelotón". Eso sí, reconoce que tiene un mérito especial que

"para mí es un orgullo que la Vuelta pase por Extremadura y que yo esté formando parte del pelotón". "en la tercera semana de carrera y con las etapas que ha diseñado la organización pueda rodar por mi tierra. Es para estar contento. ¿Zafra? Pasar por allí hubiese sido la locura, pero la gente de mi pueblo, mi familia y amigos van a estar en la salida y en las cunetas".Los dos vuelven a coincidir cuando sale a la palestra el tema de la fatiga. El cacereño admite encontrarse

"muy cansado por todo lo que llevamos en las piernas desde que comenzó la Vuelta".Sánchez Pimienta enseguida matiza que "vale la pena. En la cronoescalada a Sierra Nevada había un gran número de extremeños que se hicieron notar apoyándome a muerte. Algunos de ellos habían comprado una bandera extremeña con la única ilusión de correr apenas cien metros junto a mí". La ilusión común es llegar a Madrid,

"vale la pena. En la cronoescalada a Sierra Nevada había un gran número de extremeños que se hicieron notar apoyándome a muerte. Algunos de ellos habían comprado una bandera extremeña con la única ilusión de correr apenas cien metros junto a mí"."aunque queda una dura semana".