Los panaderos dirigen sus miradas acusadoras a los combustibles ecológicos o bio , a quienes consideran culpables del incremento de precios que afecta a las materias primas agrícolas que comparten ambos sectores, los cereales.

En el sector del pan necesitan el trigo para obtener la harina con la que fabrican su producto, y la industria energética se lo disputa para fabricar biocombustibles, un tipo de energía limpia que se puede obtener a partir de la combustión de cereales --entre ellos el trigo--, además de caña de azúcar o girasol. La batalla la ganan por el momento estos últimos, y es que la apuesta decidida de los gobiernos occidentales --tanto Europa como EEUU-- por la utilización de energías no contaminantes para frenar el cambio climático y la dependencia del petróleo, está provocando que se desvíe parte de la producción de cereal al fin energético.

Como consecuencia de esto, Estados Unidos, que tradicionalmente abastecía de cereal al continente europeo, reserva ahora parte buena parte de su producción para la generación de energía. Por otro lado, para los agricultores del continente europeo resulta más rentable vender su producto a las industrias energéticas que a la alimentaria, ya que por cada hectárea de cultivo destinada a biocombustibles el agricultor recibe 45 euros de la UE, más el precio que le pague la industria transformadora. Las subvenciones comunitarias están motivadas por el compromiso adquirido por las instituciones comunitarias en el Libro Blanco, donde se impone como objetivo para el 2010, que los combustibles obtenidos de materias primas agrícolas representen el 10% del consumo energético de los países miembros.

Ante esta circunstancia, los panaderos sienten cierta envidia . No se oponen a que se apueste por el uso de las energías no contaminantes, pero se quejan de que "por arreglar el tema energético podemos acabar convirtiendo un artículo de primera necesidad como es el pan en un bien de lujo", según las palabras del gerente de la panificadora El Navero.

Mientras tanto, las factorías de harina se suman a las denuncias de los panaderos como principales damnificados por la subida del precio del cereal. Los colectivos de harineros de España y Portugal están demandando a la Comisión Europea que tome cartas en para frenar esta escalada de precios y destinen un número determinado de hectáreas a la producción de trigo de uso exclusivo en la elaboración de pan.