En las desapariciones existe otro tipo de búsqueda y es la de los orígenes. Cerca de un millar de extremeños busca en la actualidad a sus padres biológicos, de ellos, el 30% reside en Extremadura, mientras que el resto se encuentra viviendo fuera de la comunidad. Esta cifra se eleva si a ellos se suma el número de madres que desean recuperar a los hijos que dieron en adopción y de los que no volvieron a tener noticias.

Hace unos meses se ha disuelto la Asociación Nacional Derecho a Saber (Andas), el colectivo que abrió el camino para que miles de españoles pudieran encontrar a sus familias biológicas. Durante sus diez años de existencia, Andas ha puesto en contacto a 800 extremeños con sus padres biológicos, una cifra que, asegura la expresidenta del colectivo, Mari Cruz Martínez, podría haber sido mayor de no ser por el complicado y lento proceso que supone la búsqueda, en la que existen numerosas trabas burocráticas.

La mayoría de los casos que se dan en Extremadura, según Martínez, son de personas que fueron adoptadas en los años de la posguerra, así como madres obligadas por sus familias a dar al niño en adopción. "La mayoría de los casos ocurrían en inclusas, se llevaban a los recien nacidos a otras provincias en las que había una mayor demanda de adopciones, ya que por entonces la situación en Extremadura era muy mala. Por eso hay tantos extremeños residiendo fuera que buscan a sus padres biológicos. A los niños extremeños se les mandaba principalmente a la zona de Levante", asegura Martínez.

Casos ilegales

La expresidenta de Andas incide en que la mayoría de las adopciones que se produjeron en esa situación fueron ilegales. "Podríamos decir sin temor a equivocarnos --asegura-- que en el 90% de los casos la adopción se hizo sin el permiso de la madre biológica, que no firmó documento alguno autorizándolo, ni si quiera se tomó su huella digital, que era el requisito mínimo necesario para realizar el proceso de adopción".

Pero en muchos casos la búsqueda no se remonta tan atrás. Durante estos diez años la asociación también ha recibido peticiones de jóvenes de poco más de 20 años y de varias menores que buscaban a sus hijos --aunque en estos casos Andas no ha podido actuar debido a la minoría de edad--.

En los 800 casos resueltos en Extremadura, el colectivo ha actuado como intermediario en el proceso de búsqueda. Así, una vez encontrados los padres --o uno de los dos-- se iniciaba un trabajo de preparación psicológica para ambas partes antes de programar un encuentro, con el fin de que no se produjera un rechazo.

Curiosamente, estos encuentros, según los expertos, deben producirse en sitios neutrales para ambas partes, y tras ello, los implicados deciden si continúan con la relación o no. Muchas veces esta relación se oculta por un tiempo, ya que los padres tienen una familia que no conoce la historia.

En todos estos casos, la asociación ha aportado un equipo de psicólogos, abogados y trabajadores sociales que han servido para orientar a los interesados, ya que, en ocasiones, los encuentros no llegan a producirse por la negativa de una de las partes.

Todavía hay un millar de extremeños inmersos en el proceso de búsqueda de sus orígenes. En España esta cifra ronda el millón.