Un "minigabinete", como se refirió la alcaldesa al equipo que conformaron durante la noche ella misma y varios concejales, coordinó desde el centro de la policía local las primeras actuaciones, fundamentalmente San Blas, Aguas Vivas, San Francisco y Mejostilla, los puntos donde con más virulencia descargó la tormenta.

El parque de bomberos de Cáceres también vivió una de las noches más convulsas que recuerdan. 16 efectivos atendieron hasta las 8.00 horas 35 emergencias, en la mayoría de los casos "por inundaciones, desprendimientos, y árboles", señaló Antonio Olivares, jefe de parque. Fue necesario reforzar el operativo con 10 agentes y el parque de Plasencia desplazó dos vehículos ligeros para ayudar en las tareas.

Los servicios sanitarios atendieron además a siete personas, todas por golpes derivados de caídas. Tres permanecían ayer ingresadas en el Hospital San Pedro de Alcántara. Además uno de los bomberos también precisó asistencia por un alambre que se le clavó en un ojo, aunque la herida no reviste gravedad.

La asociación DYA prestó ayuda a otras dos personas en la vía pública como consecuencia de la tormenta. El operativo estuvo compuesto por 11 voluntarios, dos ambulancias de soporte vital básico y un vehículo de rescate. DYA también colaboró con la policía para retirar obstáculos.

"TRES METROS La tromba dejó importantes daños en San Justo, que se cortó al tráfico. Solo en San Blas quedaron atrapados de 15 a 20 camiones. Desde la plaza Mayor los contenedores llegaban a San Blas recorriendo el curso natural del agua por Ríos Verdes, calle que en su origen fue un río de Cáceres.

Mercedes Garrido, profesora toledana, había estrenado la tarde de la tormenta un piso en San Blas, alquilado al concejal Javier Castellano. Su coche desapareció entre el granizo. Ayer Castellano acudió a achicar agua. Gervasio Marrollo, que vive en el 1 de Narciso Puig Mejías, relataba el espectáculo dantesco. "El hielo subió al menos tres metros", decía.

En Aguas Vivas la pista deportiva se levantó literalmente. Una vecina, Mari Carmen López de Clara, que vive en Cuesta de la Reina, 23, también resultó afectada. "Hace 23 años pasó algo parecido. Deberían revisar los tragantes", señaló. En Aldea Moret, Sara Diz e Isabel Caballero también pidieron mejores tragantes.

Entretanto, Carrefour y Ruta de la Plata, centros comerciales afectados, volvieron a la normalidad. Mientras, dos brigadas de operarios de la Red de Carreteras del Estado, como Alonso González, Alfonso Rodríguez o José Manuel Mateos recogían ramas y árboles caídos. "Hay más pájaros muertos que grillos", bromeaba uno de ellos.