Las comarcas tabaqueras de la provincia de Cáceres cerraron ayer sus comercios e industrias en solidaridad con los extremeños que se manifestaron en Madrid y para mostrar su rechazo a la reforma de la OCM del tabaco. "Porque cerremos un día tampoco pasa nada, es de justicia", indicaba Eugenio, propietario de La Despensa , de Jaraíz.

Entre las localidades en las que el paro puede considerarse como total, se encuentran, además de esta última, Jarandilla, Losar y Talayuela. Pero donde el porcentaje subió al cien por cien más absoluto fue en Aldeanueva de la Vera.

Aquí en la denominada Capital Europea del Tabaco , ya que entre el Ayuntamiento y los vecinos tienen asignada una cuota de 4,5 millones de kilos, o lo que es lo mismo el 11% de la producción nacional, desde primeras horas de la mañana el pueblo parecía un desierto. No caminaba nadie por las calles, ni había forma de tomarse un café, comprar pan, o adquirir periódicos.

A crear este panorama contribuyó el hecho de que pese a contar con un censo de 2.500 habitantes, Aldeanueva se encuentra entre los pueblos que más autobuses enviaron a Madrid. "En esto del tabaco nos va la vida de todos", comenta una de las pocas personas mayores que se calentaba al tibio sol de invierno en la Plaza de San Antón.

LA EXCEPCION DE CUPIDO En Jaraíz, exceptuando un par de establecimientos o tres, y las tiendas de flores, todo estaba cerrado. "Las floristerías no pueden cerrar, el día de los enamorados", asegura el jarandillano Javier Pizarro, en referencia a la de su pueblo. "Yo apoyo a los tabaqueros, pero si tuviera una tienda de este tipo, tampoco cerraría hoy (por ayer)". Y es que según, Victoriano, consorte de la lotera de Jaraíz, "el amor no entiende de huelgas".

Su esposa en cambio, sí decidió dar plantón por un día a la Diosa Fortuna , y no subió la cancela de la administración.

Por lo que respecta al panorama en Losar, la situación era similar a la descrita anteriormente, según la Policia Local.

Entre tanto el comentario general de los pocos corros de personas, en su mayoría de la tercera edad, que charlaban en parques y plazas, era la problemática "que se nos va a venir encima si Bruselas sigue en su empeño de recortar las ayudas".

Otros permanecían pendientes de la radio, "aunque esta gente de Madrid, no da ninguna noticia de Extremadura", se lamentaba resignado uno de los pocos jóvenes que encontramos a lo largo de la mañana.

Por último, a medida que avanzaba la noche, iban abriendo de forma tímida algunos bares y establecimientos de ocio. La jornada de protesta había concluido, con la satisfacción general del deber cumplido, y la esperanza de que "hayan tomado nota en Madrid y Bruselas".