No falla: en cuanto se menean los Santos para las procesiones, aparecen las lluvias. Podría pensarse que este año, dado que las nubes no habían hecho acto de presencia en meses, la Semana Santa sería soleada. No será así. Según las previsiones del Instituto Nacional de Meteorología, el Domingo de Ramos habrá que sacar los paraguas en toda Extremadura, y la situación irá a peor --o a mejor, según quien lo mire-- el lunes y el martes.

El miércoles la lluvia dará un ligero respiro, pero será sólo eso. La previsión señala que los días fuertes de la Semana Santa, el Jueves y Viernes Santos, volverá a llover, y las precipitaciones se intensificarán el sábado y el domingo.

De este modo, pueden aguarse muchas de las expectativas de los hosteleros extremeños de cara a las fiestas, y más aún teniendo en cuenta que las lluvias sólo afectarán a la parte oeste de la península, mientras que en las playas mediterráneas la situación será casi veraniega.

Queda por ver si, al menos, alguien se verá beneficiado por la inoportuna irrupción del mal tiempo. La duda está en saber si las lluvias serán suficientes para paliar la sed de los campos, o serán simples chubascos que desluzcan procesiones pero aporten poco a los cultivos y al ganado.

En cualquier caso, hay daños que ya son irreversibles, como los de los ganaderos que han tenido que pagar suplementos de alimentación para sus animales por la ausencia de pastos, o los de los agricultores de secano que no han podido llevar a cabo en tiempo y forma los laboreos en sus tierras ante la perspectiva de que la prolongación de la sequía haría inútil cualquier inversión.