En la retaguardia española, los ministros con ardor guerrero se empeñan en presentar las manifestaciones pacifistas como un manejo político del PSOE en connivencia con violentos kaleborrokos . En la retaguardia extremeña, esa estrategia hace aguas. Son tranquilos estudiantes quienes mandan en el pacifismo cacereño, no demoníacos socialistas cómplices de Sadam. Ese liderazgo juvenil tiene sus inconvenientes. El fundamental es que los fines de semana, mientras en ciudades de tamaño medio como Girona, Toledo, Santiago, Albacete, Lleida o Guadalajara se celebran manifestaciones, en Cáceres los del no a la guerra se quedan con las ganas y tienen que esperar a que regresen el lunes los líderes estudiantiles.

En la manifestación del viernes en Mérida había 200 personas y bastantes diputados y directores generales, pero en Cáceres, entre los 3.000 participantes en la cacerolada del jueves sólo se vio al joven candidato a la alcaldía de Izquierda Unida, a la directora provincial de Educación y poco más. Fueron universitarios tranquilos, que no feroces kaleborrokos , quienes guiaron a la multitud variopinta.

Los jóvenes líderes pacifistas de Cáceres están fichados porque de sus balcones cuelgan pancartas con el no a la guerra o el no war . La mirada más estética sobre la paz es la que se tiene desde el barrio de San Marquino: en las traseras de la calle Caleros, decenas de sábanas penden de las azoteas con sus mensajes blancos. En Plasencia, además de balcones contra la guerra, hubo este sábado una concentración de niños contra la violencia y por la paz.

Guerra de ministros ardorosos... Paz de niños, de estudiantes, de azoteas. En la retaguardia cacereña, la pancarta pacifista más provocadora cuelga sobre la sede del PP en Antonio Hurtado. Es un piso de chicas que el fin de semana se marchan y quitan la sábana. En Cáceres, la paz descansa de viernes a domingo. El lunes retornan los estudiantes de sus pueblos, las familias regresan del campo y todos vuelven a acordarse de Bagdad ardiendo, de los misiles cayendo, del diluvio de fuego...