Pedro nunca olvidará el cuatro de diciembre del 2010. Es agente de policía local de Arroyo de San Serván --en segunda actividad-- y desde esa fecha, "el héroe", dicen los vecinos. El fue quien rescató a Elena de las manos del grupo de rumanos que supuestamente, la tenía retenida en esta localidad pacense contra su voluntad en el número 71 de la calle La Sierra y la obligaban a ejercer la prostitución con los vecinos del pueblo que se prestaban a ello.

"Tuve conocimiento de que una niña de Madrid faltaba de su domicilio a través de la Guardia Civil desde primeros de septiembre, por una denuncia presentada a la Policía Nacional en el distrito de Chamartín. Nos llegó el oficio con la presunción de que se hallaba en ese domicilio y confidentes que tengo dentro me aseguraron que estaba allí", declaraba ayer. "Fuí e insté a los moradores a que me la dieran, pero no conseguí nada. Tuve que volver con una orden judicial para poder entrar en la vivienda", continúa.

"Cuando entré, vi que había 20 o 30 rumanos, y que también estaba Elena. Bajita, delgadita y morena con el pelo recogido, muy asustada, se montó en el coche policial y la traje a las dependencias de la Policía Local, donde le ví la cara de susto e intenté tranquilizarla como pude", aseguraba emocionado. Después, Pedro avisó a la Guardia Civil de que tenía a la niña y Elena llamó a sus padres. Pedro no pudo describirlo.

NADA IGUAL "Llevo 24 años ejerciendo, ahora en segunda actividad porque esto me encanta, y la verdad es que nunca había visto nada igual. Cuando entró en las dependencias policiales, se sentó, se puso a llorar y yo mismo también me emocioné", comentaba. "Yo no soy forense, pero creo que no superará esto en toda su vida. A mí mismo se me saltaron las lágrimas cuando la bajé del coche patrulla", decía.

Pedro ha podido hablar con la familia de Elena y sabe que están bien acomodados económicamente. Viven en la calle Serrano de Madrid, en una de las zonas más caras de la capital, "nada comparado con la casa en la que ha estado estos tres meses, cuyas condiciones higiénico-sanitarias son equiparables a las de cualquier país del tercer mundo". Sabe también que Elena no vino por su propia voluntad, pero afirma que más que engañada, ha sido coaccionada. "Yo sé que la niña ha recibido amenazas para no abandonar el domicilio, para que no se le ocurriera denunciar. Es que es muy fuerte, sobre todo para los que tenemos hijas, como yo", recalcaba.

Elena ha estado retenida contra su voluntad, pero ya está de vuelta en su casa madrileña. Como dice Pedro, ella tal vez nunca olvide lo que ha vivido en Arroyo de San Serván, pero los vecinos, ahora mudos, posiblemente por miedo a los 400 rumanos censados en la localidad, tampoco. "Aquí hay gente que dice haberla visto por la calle, y otros que no la han visto nunca", nadie sabe pero todo el mundo habla. En la calle, en las tiendas, los comercios y los bares. Pero no dan la cara. Se limitan a decir que "los rumanos son una mafia que ha invadido el pueblo".