A las 7.00 horas del pasado miércoles Vicente Pérez, un ganadero de Botija, y su hijo ya están pelando ovejas. Tienen por delante mucha faena y el tiempo se echa encima. En poco más de una semana han de esquilar entre los dos más de la mitad de las 1.600 cabezas de ganado que poseen antes de embarcarlas en camiones y trasladarlas a León, donde pasarán cinco meses huyendo temporalmente de las dehesas extremeñas, abrasadas este año por una intensa sequía.

A Vicente y a su hijo les ayuda una tercera persona de apoyo, cuya labor no es menos importante: saca las ovejas de la cerca, les ata las patas, recoge la lana del suelo y la mete en grandes sacas, que posteriormente serán pesadas, recogidas por un camión y transportadas al centro de clasificación. Es un trabajo sincronizado que los tres realizan mecánicamente de 7.00 a 14.00 horas.

"El mercado de la lana este año no está nada bien", explica Vicente Pérez, que recuerda que en el 2004 le llegaron a pagar hasta 73 céntimos de euro por kilo. "Este año vale mucho menos la lana, se pela el ganado muy mal y es porque no ha comido", añade. Según sus cálculos, en circunstancias normales "una oveja saldría con tres kilos de lana, pero este año sale con uno y medio".

El dilema

Los ganaderos se enfrentan al dilema de esquilar sus propias ovejas o contratar a una cuadrilla de operarios que lo haga, a razón de 1,80 o dos euros por cabeza de ganado. "Es caro pagar por pelar. Es muy caro", asegura Vicente Pérez. Los ingresos por venta de lana no cubren ni con mucho los costes de la esquila, por lo que muchos ganaderos optan por pelar su propio ganado. No está el campo para tirar el dinero, dicen en el sector.

El ritmo de esquileo normal puede llevar a una persona a pelar entre 50 y 55 ovejas en una jornada de ocho o nueve horas. Sin embargo, un especialista de una cuadrilla puede llegar a las 90 cabezas diarias, ya que trabaja a destajo. En muchas zonas de Extremadura es difícil encontrar esquiladores.

Francisco Morgado, otro ganadero de Torremocha, asegura que "el año ha sido malo porque el ganado no se ha mojado y la lana no tiene calidad". Con respecto al método de esquileo, no hay nada escrito. Unos empiezan por la cabeza, otros por la pierna izquierda, otros atan las patas del animal, otros la sujetan presionando a la oveja con las rodillas... Lo que importa es que el vellón salga entero.

Es un trabajo muy exigente físicamente por la postura, y encima el mercado no está nada boyante ni en lana ni en corderos. "Este año es mejor no echar ni números, porque si echas números, vendes las ovejas", concluye Vicente.