Periodista

Se avecina la primera cita a las urnas una vez asumidas las competencias por el Ejecutivo autónomo y las caras siguen siendo las mismas. No se vislumbra mucha renovación en las listas electorales, al menos en los sindicatos de siempre. Los motivos: o los profesores ´pasan´ de presentarse a las elecciones para ser ellos quienes defiendan los intereses laborales de sus compañeros o es que los que están no quieren dejar el cargo. Quizá haya un poco de todo, pero llama poderosamente la atención (como ocurre en otros sectores, como el sanitario) que buena parte de los representantes de los trabajadores que conocemos desde hace años son los mismos que encabezan las listas que se votarán la próxima semana. Puede que éstos tengan madera de líderes, no lo discuto, pero entre los docentes hay cierta ´envidia´ y hasta veladas críticas a que muchos no quieren dejar el cargo porque es más cómodo (cobrando lo mismo) trabajar en un despacho que tenerse que desplazar a los pueblos donde tienen sus plazas para dar clases; muchos prefieren ´pelearse´ con los patronos que con los muchachos en clase. Y eso, a muchos, le sienta mal. Si esta tesis es errónea, por qué tanto cruce de acusaciones y amenazas. Algo se mueve en el sector de la enseñanza, pero lo que veo va en una dirección que no beneficia nada a los docentes. El clima está enrarecido, pero por el bien de todos hay que apelar a la cordura de la mayoría.