La desigualdad que aún existe entre hombres y mujeres queda patente, sobre todo, al analizar el mercado laboral. Así, y según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), referidos al cierre del 2003, la tasa de actividad de las extremeñas está por debajo del 37,5%, ni más ni menos que 27 puntos por debajo de la masculina, y con una variación de apenas el 1% respecto al año anterior.

Pese a eso, pese a que la cifra de mujeres que acceden o pretenden acceder al mercado laboral es mucho menor que la de hombres, sufren, en términos absolutos y relativos, más paro ellas que ellos. Así, en cifras absolutas hay 7.000 paradas más que parados en Extremadura, y la tasa de desempleo femenino se dispara hasta casi el 25%, el doble que la de varones.

MENOS SALARIO Para redondear el panorama, las mujeres padecen con más rigor la precariedad laboral y, además, cobran hasta un 30% menos.

En este último índice, cabe además apuntar que la situación, lejos de ir corrigiéndose, ha tenido unos años de recesión, para estabilizarse. Así, hace ocho años una extremeña cobraba, como media, un 22% menos que un extremeño, pero la evolución salarial ha venido favoreciendo al hombre, hasta abrir más brecha.