Cuando cae la noche vuelven las peores pesadillas. Explosiones, gritos, sangre, destrucción... muerte. Todos los que han pasado por la traumática experiencia de un atentado terrorista coinciden en que "es algo imposible de olvidar" por mucho tiempo que pase. Una película de terror que se repite una y otra vez cuando llega la oscuridad.

Es el caso de Angel M. S., un vecino de Alange que sufrió hace años el zarpazo terrorista y aún hoy prefiere no recordarlo. Su mujer reconoce que todavía "se pone muy nervioso" al hablar de un dramático suceso que le llevó directo a la depresión.

El caso de Francisco López no es muy distinto, aunque se agrava debido a que en el atentado perdió la vida su hermano. "Yo no puedo perdonar", entre otras cosas porque desde ese día su vida y la de sus padres no volvió a ser la misma de antes. Tanto es así que asegura que todas las noches se sigue acordando de ese díaa pesar de que han pasado casi 25 años desde entonces.

Aunque actualmente reciben unas "dignas" ayudas del Gobierno, Antonio Felipe Gómez no se olvida de que tardó casi diez años en recibir la primera pensión estatal a pesar de que la motobomba que le salió al paso le impide trabajar. Por eso, lanza un mensaje a las Administraciones para que algunas cosas no se repitan: "Nosotros hemos tenido que pasar el tricornio para poder repatriar el cuerpo de algunos compañeros... y encima los enterraban casi a escondidas".

José María González también es hijo de la Benemérita y también sufrió la violencia terrorista. El está entre los pesimistas que se preguntan en qué mundo van a vivir nuestros hijos, porque "esto es muy difícil que termine".

Son el reflejo de la sinrazón; son los que sufren cada vez que se acuestan.