Extremadura ha percibido más de 15.000 millones de euros desde su entrada en la Unión Europea, y espera llegar a los 21.000 millones en el año 2013, fecha para la que está previsto el fin de la llegada de los fondos a la región. Es difícil calcular el impacto total que estas inversiones destinadas a la agricultura y a la construcción de infraestructuras, principalmente, habrá supuesto para la economía extremeña, aunque ya hay estudios que revelan el importante papel que han jugado los fondos de la UE en la comunidad autónoma en los últimos años.

Según las cifras aportadas por la Asociación Extremeña de Cooperación Este-Oeste (AECEO), la contribución de Europa al desarrollo de la comunidad se plasma en un crecimiento del 14% del Producto Interior Bruto regional, que actualmente ronda los 18.000 millones de euros. Esto supone un impacto directo de 2.520 millones de euros, teniendo en cuenta las ayudas recibidas desde 1994, fecha en la que, según el presidente de la entidad, Miguel Bernal, comienza la fase de inversiones más importantes después de un periodo inicial desde 1985 con una menor aportación económica.

CONVERGENCIA Este crecimiento se traduce en términos de convergencia con respecto a la economía nacional de ocho puntos porcentuales. De esta forma si la renta extremeña se situaba en el 78% con respecto al resto del país hace quince años, ahora se encuentra en el 86%. A nivel europeo, el crecimiento ha sido de doce puntos, hasta el actual nivel, que sitúa la renta de los extremeños en el 75% de la media europea.

En este periodo el número de ocupados en la región ha crecido en 120.000 puestos de trabajo, de los cuáles 50.000 son achacables a las inversiones europeas en Extremadura. Uno de los aspectos más visibles de la transformación de Extremadura en este periodo es la dotación de nuevas infraestructuras. Según AECEO, la mitad de las inversiones realizadas en este capítulo proceden de los fondos europeos. Otro dato a tener en cuenta es el efecto palanca que todas estas inversiones han tenido en el sector privado, cuyas inversiones han crecido en un 18%.

De los 15.000 millones percibidos hasta la finalización del anterior periodo presupuestario europeo, que se cerró en 2006, la mayor parte fueron a parar a las políticas agrarias, con cerca de 9.000 millones. La Política Agraria Común (PAC) es uno de los pilares fundamentales de la Unión Europea. Desde 1986 Extremadura ha dado un salto acelerado hacia la modernización y la competitividad. Estas ayudas llegan a cerca de 80.000 ganaderos y agricultores extremeños, que en los últimos diez años se vienen repartiendo una media de entre 500 y 600 millones de euros anuales.

Pero en el seno de Europa se pretende dar un giro profundo a la PAC. La continuidad de las ayudas más allá del año 2013 es uno de los principales retos para el sector agrícola extremeño y, por tanto, para toda la región, para los próximos años.

Las organizaciones agrarias advierten que pese a los avances experimentados las ayudas son necesarias para garantizar la rentabilidad de muchos cultivos. Su desaparición, afirman, supondrían el fin del campo y, en definitiva, el abandono del ámbito rural.

Extremadura ha sido una de las regiones españolas, y también europeas, que mejor ha sabido gestionar y mayor provecho ha sacado a los fondos europeos. Esta habilidad, señala Miguel Bernal, debe ser puesta a disposición del resto de Europa, especialmente de los nuevos países miembros, para ayudarles en su desarrollo.