Lo primero que hay que dejar claro es que la píldora postcoital no es aborto. Tampoco es obligatorio su uso.

Y esto, aunque sea una evidencia, todavía hay que recordarlo debido a la persistencia de ciertos sectores conservadores que siguen empeñados en poner en entredicho los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, nuestro derecho a decidir.

Los mismos sectores que de manera recurrente utilizan los derechos de las mujeres y los avances en igualdad entre ambos sexos para hostigar al Gobierno.

Desde las organizaciones de mujeres feministas venimos pidiendo, desde años, una medida similar a la adoptada en estos momentos por el Gobierno de España como una forma de evitar embarazos no deseados, como método menos agresivo para nuestros cuerpos. Además, también veníamos recordando que era necesario poner fin a la inquietud territorial que a la hora de acceder a la píldora postcoital colocaba a las mujeres en situación de desigualdad según el territorio de residencia.

A ambas cuestiones se da respuesta con esta medida que debe conllevar un segundo paso: la gratuidad, y seguir profundizando en la estrategia de salud sexual y reproductiva que se prepara por el gobierno.

En este sentido, conviene recordar a la sociedad que solamente con una adecuada educación e información sexual y reproductiva se podrá ir acabando con embarazos no deseados que tantas vidas de mujeres ha puesto en peligro.(*) Asociación de Mujeres Malvaluna