Un estudio realizado por la Universidad de Extremadura ha detectado restos de pesticidas ilegales en cinco puntos de los ríos Tiétar y Tajo a su paso por el Parque Natural de Monfragüe. Aunque el informe concluye que no se puede considerar "contaminado" el entorno acuático del parque, recuerda que se trata de productos que permanecen activos entre 10 y 20 años y solicita a las Administraciones que lleven a cabo estudios y controles en la zona para conocer cuál es la situación exacta en estos momentos.

El estudio en cuestión es una tesis doctoral avalada por la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Extremadura y que ha obtenido la calificación de sobresaliente cum laude . El objetivo inicial de la tesis, que ha sido realizada por Jesús Pablo García, era determinar exactamente los niveles de contaminación por metales pesados y pesticidas del parque cacereño. Para ello a lo largo de un año se tomaron un total de sesenta muestras en cinco puntos de los ríos, análisis en los que se inspeccionaron tanto agua como peces.

El primer resultado, que entre mayo y agosto comenzaron a aparecer restos de plaguicidas que están totalmente prohibidos. En concreto, la tesis señala que la presencia de estos productos en las aguas se concentra entre abril y agosto, periodo en el que es más habitual el uso de pesticidas en el campo extremeño.

Entre los productos detectados destacan el DDT --y algunos de sus derivados-- y el heptacloro , dos sustancias cuyo uso está restringido en España desde 1975 y que quedaron prohibidas en 1994. Además, a lo largo de todo el año se detectaron también niveles estables de lindano , otro plaguicida que a partir de este mismo año también ha quedado prohibido en nuestro país debido a sus niveles de toxicidad.

Una vez que se constató la presencia de estos productos tóxicos en el Tiétar y el Tajo se pasó comprobar su incidencia sobre los peces de la zona. Los resultados fueron igualmente llamativos, puesto que más del 75% de los barbos capturados en el río Tiétar presentaban en su organismo restos de pesticida, mientras que en el río Tajo la tasa se sitúa en torno al 60%.

INVESTIGACIONES

Aunque este trabajo de investigación ha sido presentado ante la Universidad de Extremadura hace escasas fechas, todas las muestras se tomaron entre julio de 1996 y agosto 1997. Aún así, su autor explicaba ayer a EL PERIODICO EXTREMADURA que a día de hoy los niveles de contaminación se sitúan en entornos similares, especialmente teniendo en cuenta que se trata de productos muy tóxicos y que no desaparecen del medio ambiente fácilmente.

A la hora de las conclusiones deja claro que los niveles de pesticidas organoclorados (los más dañinos) detectados en las aguas "no suponen ningún riesgo para la fauna piscícola presente en el parque".

Al mismo tiempo, avisa de que esto no quiere decir que sean inofensivos, puesto que "los valores detectados de algunos pesticidas, ya prohibidos por la legislación, superaron los establecidos por la legislación sobre control de calidad de aguas, tanto para aguas naturales como para las aguas potables".

Por eso, y aunque insiste en que en estos momentos el entorno acuático de Monfragüe "no está contaminado" por estos productos, considera necesario que se pongan en marcha mecanismos de control continuo de las aguas de la zona.

En este sentido, Jesús Pablo García afirma que en septiembre de este mismo año remitió un informe a las direcciones generales de Medio Ambiente, de Producción Agraria y de Salud Pública de la Junta de Extremadura, aunque hasta el momento no ha recibido ninguna respuesta. El responsable de este exhaustivo estudio considera que la primera medida a tomar es investigar el origen de esta contaminación, "porque hay indicios de que se están utilizando productos que están prohibidos".

Además, cree que deberían realizarse nuevos estudios en la zona, puesto que él se limitó a analizar la contaminación registrada en el agua de la zona. Así, apunta que es "muy posible" que se encuentren unos mayores niveles de contaminación si se analizan las algas que cubren las aguas de los ríos Tiétar y Tajo a su paso por el Parque Natural de Monfragüe. Para Jesús Pablo García las investigaciones deberían ampliarse también a los sedimentos del entorno, lo que daría una idea "más clara" de cuál es la situación exacta en estos momentos. "En realidad este estudio no es más que una llamada de atención, porque el problema puede tener más trascendencia", aunque para aclararlo habría que realizar nuevas investigaciones en la zona, especialmente entre el entorno y las aves.

Fuentes de la Dirección General de Medio Ambiente así como del Consejo Rector de Parque Natural de Monfragüe aseguraron ayer que desconocían los resultados de esta investigación aunque se comprometieron a su estudio y valoración.